¡Vaya dilema! Es evidente que, en algunas profesiones, el Diploma juega un papel preponderante, más aún cuando esos diplomas fueron emitidos por Escuelas de altísimo padrón de cualificación profesional. Pero qué diríamos de aquellos diplomas emitidos por UNIVERSIDADES A DISTANCIA o Universidades cuyos métodos de enseñanza escapan a las más básicas de las reglas pedagógicas.
Nuestro querido Paraguay está plagado de “diplomas por orden superior”, diplomas a cambio del servilismo del “favorecido” por el diploma. Diplomado éste que jamás pasó por la puerta de una Universidad. Hay, incluso, “Doctores” con tesis plagiadas. Es a partir de esa teoría que me pregunto: ¿Es el diploma el que hace al profesional, o es el profesional el que VALIDA el diploma?
Navegando por el internet encontré el “cartelito” que “adorna” este escrito, no me pude aguantar y me puse a escribir este artículo.
Traducido, el cartelito de marras dice: “Periodistas sin diploma” “Pierde el periodismo, pierde Usted, ciudadano” El tarado tecnócrata, que diseño el tal cartelito, no tiene la más remota idea del tamaño de la estupidez que escribió.
Este loco, por lo visto, nunca vio casos de médicos, con más diplomas de lo que una pared puede albergar, que en una simple cirugía de riñones ha dejado olvidado piezas quirúrgicas dentro de los pacientes, o casos en que los pacientes han fallecido a causa de un Shock anafiláctico, a causa de la absoluta falta de conocimiento y cuidado al diagnosticar o medicar a un paciente.
Un periodista, técnico, de los tantos que pueblan la fauna periodística mundial, con diplomas en varias disciplinas, ligadas a su profesión, a veces escribe artículos, tan absurdamente, manipulados y mentirosos, que ni él mismo cree en lo que escribe. Escriben apenas impelidos por “el marketing” porque está de moda hablar de ello o porque el momento político-social o económico “exige” hablar de ello, sin considerar el “impacto social” que su escrito puede causar.
Magnificar los hechos para derribar a los adversarios de los políticos o poderosos de turno; minimizar causas y delitos de los mismos con tal de “defender” los intereses corporativos del poder.
En realidad, la prensa hace parte del poder fáctico en el país. Un poder que actúa en las sombras, un poder al que no se le puede exigir nada, porque en la teoría no existe, no tiene rostro, no tiene nombre, especialmente para la gente que VOTA, este poder es una estafa, ya que en realidad no es la gente votada la que decide, los que deciden de verdad están tras las cortinas y entre éstos se encuentran los “Periodistas diplomados”