Juan José Robledo
BBC Mundo
Viernes, 18 de mayo de 2012
En 1550 España envió un barco con mujeres a Asunción
con la misión de casarse con los conquistadores.
Después de meses de surcar el océano, de
esquivar piratas y de sobrevivir al hambre y al escorbuto, 80 mujeres llegaron
al nuevo continente en una endeble embarcación. Era el siglo XVI y las crónicas
sólo hablaban de Colón y de hombres temerarios que se lanzaban al mar. Nadie
hablaba de las primeras conquistadoras.
Su historia como la de otras mujeres que se embarcaron
rumbo a América lleva siglos oculta en documentos y referencias, en historias
que parecen imposibles como la de la vasca Catalina de Erauso, una monja
adolescente que huyó del convento disfrazada de hombre para cruzar el
Atlántico.
Del otro lado del océano se hacía llamar Francisco de
Loyola o Alonso Díaz bajo su armadura y su secreto.
"Las mujeres de la época estaban en un segundo
plano. No podían sentarse en la misma mesa con un hombre. Eran una propiedad
que pasaba de mano de los padres a los maridos o a los hermanos. No podían
salir. En América eran más libres del encorsetamiento que había en la Península
Ibérica", comenta a BBC Mundo Elvira Menéndez, autora del libro "El
corazón del océano" que reconstruye la historia de esas 80 mujeres.
La escritora encontró el rastro en los miles de
documentos que se conservan en el Archivo de Indias de Sevilla. La cadena de
televisión Antena 3 de España acaba de producir una serie inspirada en su
investigación.
En 1550 la corona española envió un barco con 80
doncellas al Río de la Plata con la misión de casarse con los colonizadores y
evitar así el amancebamiento que ya tenían con las indígenas.
"Fueron enviadas para poblar la región, para
evitar el avance de los portugueses y para frenar el mestizaje. Los mestizos,
según la legislación española de la época, heredaban todos los derechos y a la
corona y a las familias en España no les interesaba. Pero el mestizaje ya no se
podía detener", comenta la escritora.
Las doncellas no sólo fracasaron en su misión sino que
quedaron varadas en una tierra desconocida.
Entre piratas y selvas
La escritora Elvira Menéndez encontró el rastro de la
historia en las crónicas de la época.
La mayoría de las doncellas no superaba los 15 años de
edad. Provenían de Extremadura, de las mismas tierras ajadas y secas de donde
saldrían personajes como Hernán Cortés, conquistador de México, o Francisco
Pizarro, conquistador de Perú.
"Eran mujeres muy jóvenes y sin recursos. Para
casarte o incluso para entrar en el convento necesitabas tener una dote. A
algunas les impulsaría la curiosidad por el nuevo continente, la
libertad", detalla Menéndez.
"Fueron enviadas
para poblar la región, para evitar el avance de los portugueses y para frenar
el mestizaje. Los mestizos heredaban todos los derechos y a la corona y a las
familias en España no les interesaba. Pero el mestizaje ya no se podía detener"
Elvira Menéndez
El viaje, no obstante, se transformó en una odisea. El
barco fue atacado por piratas franceses, luego se perdió cerca de las costas
africanas mientras una pandemia de escorbuto les iba arrancando el cabello y la
piel. Al llegar a América un grupo de indígenas las hizo prisioneras.
"Al frente de la expedición estaba una viuda,
Mencía de Calderón. Ella las guió entre la selva con sus corsés y sus largos
vestidos hasta Asunción (Paraguay). En España no se sabía nada de ellas,
pensaban que estaban muertas", describe la escritora.
Llegaron a su destino cinco años después. Ya no había
conquistadores para desposar, la situación política había cambiado y ellas se
habían transformado.
Después del mestizaje
"En el camino se fueron despojando de sus
creencias. Cuando llegaron muchas se casaron con mestizos y otras se
desperdigaron. Sus descendientes formaron parte de las élites de Brasil,
Uruguay y Paraguay durante años", agrega la investigadora.
"Estas historias nos hablan de los muchos matices
y datos desconocidos que hubo en la conquista. Se mataron indígenas pero
también se les defendía. Hay casos de españoles que se consideraban indios. En
el caso de las mujeres su papel fue determinante para el intercambio cultural,
para la transformación que hubo en Europa en temas tan diversos como la alimentación",
detalla la experta.
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