¿Sabe la sociedad lo que se necesita, de verdad, para tener una opinión acabada de las cosas? ¿Sabe la sociedad para qué sirve ese caudal de informaciones que la prensa derrama sobre él a diario, y por todos los medios posibles? ¿Conoce la sociedad, los fines y principios éticos (y no éticos) que mueven a los medios de comunicación que lee, escucha o ve?
La pregunta del millón: ¿Sabe la población qué es lo que la prensa DERRAMA como información y qué es lo que ESCONDE?
La prensa es el canal de “desagüe” de los hechos, que desemboca en la población. Es como una fina llovizna que cae al vacío y puede mojar a quien se exponga, como también puede ser como la gota que cae en el suelo y es absorbida desapareciendo sin causar ningún efecto en las personas.
La prensa juega un papel preponderante en el desarrollo, socio-económico-cultural de un país, imposible pensar en un país (o una pequeña comunidad) sin medios de información. Libre o manipulado, comercial, político-educativo, especulativo: cualquiera sea la tendencia de la prensa, siempre será ella la que determine el encause de la educación popular, la misma que después “decidirá quién será el futuro gobernante”.
Desde tiempos inmemoriales, la difusión de “informaciones” ha sido el arma más eficaz para tergiversar la opinión de la población y conducirlo hacia los fines que persiguen los poderosos de turno.
La mayor mentira que nos han vendido toda la vida es que “LA PRENSA DEBE SER OBJETIVA”. La prensa es ejercida por un ser humano, aunque su impresión y masificación inmediata se deba a máquinas, por tanto no puede ser nunca OBJETIVA, puede TENER UN OBJETIVO, pero siempre será SUBJETIVA, pues la ejerce un sujeto atado a sus propias pasiones, debilidades e intereses.
Cada medio VE un hecho de acuerdo a “su criterio” (muchas veces sin necesidad de desviarse de la verdad), es decir “resalta un punto de los hechos” escondiendo otros, incluso más importantes. Otros medios siquiera la verán, “esconderán la basura bajo la alfombra”, lo que dejará a la población más desinformada de lo que ya estaba.
Hoy por hoy los medios de “incomunicación”, como lo llamaría el gran escritor uruguayo Eduardo Galeano, sirven para “meter a la masa” en el “globo del mercado de consumo” o, dicho en otros términos: la tan mentada GLOBALIZACION no es sino la masificación del hábito de consumir aunque el consumidor tenga que quedar endeudado hasta más allá de su muerte.
El desarrollo de la tecnología, contrariamente a lo esperado, solo ha ayudado a “aislar” a la población de los verdaderos hechos que interesan, sumergiéndolos en “informaciones superfluas” que adormecen a la masa ante cualquier indicio de posible rebeldía. Qué importa que gane poco, trabajando muchísimo más, con tanto pueda disfrutar de su novela favorita en un televisor de pantalla plana, cuyo plazo de garantía terminará mucho antes de que él acabe de pagarlo. O entonces puede colocarse unos modernos auriculares para oír sus melodías a un volumen estridente, que no le permitirá escuchar el pedido de una moneda del mendigo-desocupado que sube hasta en los buses; sus video-juegos portátiles no le permitirán LEER los titulares a grandes letras donde se denuncia la muerte de un niño de apenas cinco años al solo efecto de “intimidar” al supuesto dictador de un país petrolero. En fin, la tecnología solo sirve para aislar más a la población, esa misma población que debería ser detentora del poder de “elegir” pero que se halla tullida de ese derecho por el simple mecanismo de manipular la información. Esa misma población, que debería “ELEGIR”, solo se limita a votar, legitimando el poder de los cleptomaníacos, a fuerza de no saber quién es quién en la fauna política que le rodea.
La prensa es la que tergiversa, manipula y esconde “contextos” de los hechos, para que la población solo sepa lo mínimo, de modo que ellos no aparezcan como los “mentirosos” o conniventes, es como el avaro que da una monedita al mendigo, delante de toda una multitud con la sola intención de que ya no se le tilde de avaro. Para sintetizar voy a parafrasear a Chester Swann, en su “Carta ciudadana” para el foro social mundial “En realidad, a causa de prácticas opacas y de la inequidad en el acceso a la información, el consumidor (la ciudadanía) no puede escoger con conocimiento de causa. La asimetría en la información hace que el ciudadano/a quede inerme e indefenso/a frente a las corporaciones monopólicas o grupos”
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