Los “Camisas pardas”, mayoritariamente homosexuales, formaron parte de una sección privilegiada dentro del partido de Hitler. Liderados por un oficial gay, el capitán Ernst Röhm, llegaron a tener un ejército propio y suficiente poder en la calles. Esto preocupó al Führer que impulsó más tarde una purga conocida como “La noche de los cuchillos largos”. Masculinos, Gays y de raza superior, una historia fascinante que poco se conoce.
Por Juan Manuel Salinas Aguirre
Cuando hablamos de homosexuales nos viene a la mente el típico “mariquita” amanerado que tuerce la muñeca y emite grititos histéricos en los momentos de enfado. Un estereotipo que el cine y la televisión explotó hasta el cansancio. Sin embargo, la teoría del gay afeminado se presenta alejada cuando nos topamos con la historia.
Desde una mitología griega donde encontramos relaciones homosexuales como la de Aquiles y Patroclo, pasando por el legendario Alejandro Magno y Hefestión, ambos masculinos, guerreros y apasionados.
Esta imagen del hombre homosexual de cuerpo perfecto, derrochando hombría a cada paso fue un símbolo inspirador que adoptó un sector del partido nazi en la Alemania de Hitler. Aparte de considerarse de raza aria y superior, también creerían en su superioridad por considerarse homosexuales y herederos de los guerreros de la antigua Grecia.
Logo de los Camisas Pardas |
Suena paradójico ya que durante la mano férrea de Hitler, la comunidad homosexual alemana de la época sufrió toda clase de persecuciones y encierros - claro está - luego de que el poder gay instaurado en el partido fuera borrado de un “plumazo” por el Führer, de quién ,curiosamente, se desconfiaba que fuera secretamente gay. Este punto es abordado por el historiado alemán Lotahr Machtan en el libro “El secreto de Hitler”, donde narra que el dictador a los 20 años habría vivido una relación con su amigo y compañero de cuarto en Viena August Kubizek.
Gay, masculino y superior
Karl.Heinrich, ideó la teoría del tercer sexo |
Normalmente se toma a Estados Unidos como el país donde ocurrieron los primeros pasos de la lucha por los derechos de los gays. Hechos como los disturbios de Stonewall en 1969, que consistió en una serie de protestas como consecuencia de una redada policial ocurrida en el bar del mismo nombre, del barrio Greenwich Village de Nueva York, se muestran como pilares de la resistencia rosa.
Sin embargo durante la década de1860 el abogado y ensayista alemán Karl-Heinrich Ulrichs creó la teoría del tercer sexo. Ulrich sostenía que el homosexual es en realidad una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. Esta misma explicación, en forma invertida, sería usada también para definir el lesbianismo.
Durante años sus escritos sufrieron el revés de la censura. Pese a ello Ulrichs se mantuvo firme, al punto que el 29 de agosto de 1867 se transformaría en el primer homosexual en asumirlo públicamente cuando solicitó al Congreso de Juristas Alemanes en Munich, la eliminación de las leyes en contra de los homosexuales. Dos años más tarde, Karl-Maria Kertbeny, escritor austríaco y gay, crearía la palabra homosexual.
Para 1895 la resistencia homosexual alemana estaba más sólida, pero Ulrich ya no vivió para verlo. Frederich Engels, filósofo y revolucionario alemán, le mencionaría el hecho a Karl Marx en una carta diciéndole: “Los pederastas han descubierto que son un grupo poderoso en nuestro país. Lo único que les falta es organización, la cual parece existir aunque se halle escondida".
Luego de la muerte de Ulrich, otros pensadores homosexuales siguieron estudiando la teoría del tercer sexo. Magnus Hirschfeld creó el Comité Científico Humanitario en 1897, posteriormente, el Instituto de Investigación Sexual en Berlín. Esta corriente seguiría la línea de que los homosexuales eran personas afeminadas; “mujeres encerradas en cuerpos de hombres”, mientras que otro sector, impulsado por
Adolf Brand (FOTO ARRIBA), editor de la primera revista homosexual, “Der Eigene” (El Especial), tenía una visión muy diferente de la homosexualidad. Para Brand, quien crearía “La Comunidad de los especiales” junto a otros pensadores, el gay era un hombre único y superior al heterosexual en cuanto a hombría se refiere. Creía fervientemente que la homosexualidad masculina era la base para construir una nación.
“La Comunidad de los especiales” llegarían a creer que eran la encarnación de los guerreros de la antigua Grecia. Evocaban a héroes de Esparta, Tebas y Creta. Se autodefinían como “Ultramasculinos”, reivindicaban la pedofilia y resaltaban la superioridad blanca.
Brand peleó dos años en el ejército durante la Primera Guerra Mundial. Se casó con la enfermera Elise Behrendt, que aceptó su condición homosexual.
Murió durante un bombardeo de las Aliados el 2 de febrero de 1945.
Los camisas pardas
Este concepto de rendir culto a la masculinidad desde un concepto homosexual, fue tomado por varios miembros de los Sturmabteilung (tropas de asalto), una organización paramilitar del Partido Nazi alemán, también conocidos como las SA o “Camisas pardas”, debido al color de sus camisas y uniformes.
Jugaron un papel crucial en la subida al poder de Adolf Hitler, logrando afianzarse sorprendentemente.
La agrupación nació en 1920 de la mano del mismo Hitler con el nombre de
Ordnungsdienst (servicio de orden), que consistía en un cuerpo de ex soldados que tenían la función de dar seguridad durante los mítines políticos del partido nazi.
La prueba de fuego se dio el 4 de noviembre de 1921cuando tuvieron que aplacar una revuelta durante una concentración en Múnich. Luego de ese mítin, la organización pasó a llamarse oficialmente Sturmabteilung, liderada por el Capitán Ernst Röhm (FOTO DERECHA), quién no ocultaba su homosexualidad.
Röhm comenzó a reclutar a homosexuales para sus “Camisas pardas”, también para la sección Jugendbund, conformada por jóvenes de 14 y 18 años, posteriormente convertida en la Juventud Hitleriana.
Röhm era conocido por sus constantes encuentros sexuales con los adolescentes miembros de la SA, una actitud que era tomada por alto por Hitler.
El gusto homosexual de Röhm era compartido también por otro oficial perteneciente a los “Camisas pardas”; Karl Ernst (FOTO ABAJO), quién dirigió la SA en Brandemburgo. Fue también diputado del Reichstag y consejero de estado de Prusia.
Una publicación del periódico Münchner Post de 1931, editado por el partido social demócrata, señaló a Ernest como uno de los amigos homosexuales más conocidos de Röhm. También se publicaron unas supuestas cartas del teniente Paul Schulz, donde Ernest era llamado “Frau von Röhrbein” (la señora de Röhrbein), refiriéndose a Paul von Röhrbein, otro oficial de la SA con quién Ernest mantenía relaciones.
Cuando Walter Stennes, líder de la Alemania del Este, realizó su revuelta disconforme con el liderazgo de Röhm, que buscaba limitar el poder de los jefes locales, sus simpatizantes mostraron una especial indignación contra el triángulo homosexual “Röhm-Röhrbein-Ernst”.
Cuenta que Ernst y Röhrbein fueron detenidos durante esa revuelta en un local de Berlín por seguidores de Stennes. Cuando un escuadrón de la SA llegó al lugar y rescató a sus líderes, el jefe de los partidarios de Stennes exclamó: “Ahí, mirad a los parásitos del partido, estos mariquitas, estos malditos que se dan por el culo, que dejan arruinar el buen nombre del partido. Ahí están sentados los dos, esos cerdos maricones”.
La noche de los cuchillos largos
El “reinado homosexual” dentro del partido nazi no tendría vida eterna. Si bien los gays no fueron muy perseguidos al comienzo en las redadas donde caían comunistas, judíos, social demócratas y todo aquel contrario al régimen – esto se debía gran parte a Röhm – las cosas cambiarían luego de la llamada “Noche de los cuchillos largos”.
Si bien Ernst Röhm gozó siempre del apoyo de Hitler, las cosas darían un giro cuando el Führer notó que Röhm se había tornado extremadamente poderoso, gozando de un ejército propio de 400.000 miembros. Temiendo una sublevación, el 29 de junio de 1934, Hitler y un grupo de oficiales de la SS (Gestapo), viajaron a Múnich para poner fin a los Camisas Pardas. El incidente fue denominado en un comienzo como “Operación Colibrí” contraseña que se usó para enviar a los escuadrones de ejecución.
Röhm fue detenido y llevado a la prisión de Stadelheim, luego asesinado.
Durante la “limpieza” también fue muerto Karl Ernst junto a su pareja; Paul von Röhrbein.
Hitler afirmó que estaban complotando un golpe de estado. En la explicación alegó también como causa la homosexualidad de Röhm. El entorno de Hitler los acusó de corruptor de menores.
En la purga cerca de 100 personas de las SA, mayoritariamente homosexuales, fueron asesinadas. A partir de aquí, la persecución a los gays se acentuó, por más que las razones de ese ataque no eran sexuales sino políticas. Las SA fueron adheridas a la SS (Gestapo), de quienes también se desconfiaba que tuvieran preferencias homosexuales.
Un año después que Röhm fuera asesinado, la dictadura nazi endureció su mirada hacia los gays con el documento 175 en el que no sólo se condenaría las prácticas homosexuales sino cualquier tipo de atracción manifestada.
A los campos de concentración fueron llevados por delitos de homosexualidad unos 5 mil a 15 mil ciudadanos, según se calcula, una cifra mínima en medio de los más de 4 millones que habitaban aquellos lugares.
Los gays que estaban encerrados eran marcados con un triángulo rosa y considerados prisioneros de última categoría. Para colmo se cuenta que solían sufrir los acosos sexuales por parte de miembros de la SS.
Alemania tardó en reconocer a los homosexuales como víctimas del régimen. Los gays que sobrevivieron en los campos de concentración fueron contabilizados en un comienzo como delincuentes comunes. Recién en 1985 les llegó el reconocimiento pero tuvieron que esperar hasta el 2002 para que el gobierno alemán pidiera disculpas a la comunidad homosexual.
El Parlamento Europeo señaló el aniversario del Holocausto gay en el 2005 instando a un minuto de silencio y exponiendo la siguiente resolución:
“El campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde cientos de miles de judíos, gitanos,homosexuales, polacos y otros prisioneros de varias nacionalidades fueron asesinados, no sólo es una buena ocasión para condenar y recordar a los ciudadanos europeos el inmenso horror y la tragedia del Holocausto, pero también para mencionar el inquietante incremento del antisemitismo y especialmente de los incidentes antisemitas en Europa, y para aprender de nuevo la lección sobre los peligros de perseguir a las personas por su raza, origen étnico, religión, opinión política u orientación sexual”.
Hitler y la homosexualidad
El historiador alemán Lotahr Machtan, autor del libro “El secreto de Hitler” sostiene que el Führer fue gay en secreto.
Machtan investigó durante tres años la hipótesis y ofreció en su libro una serie de datos pocos conocidos. Al detalle de que Hitler mantuvo una supuesta relación homosexual con su compañero de cuarto a los 20 años, se puede agregar que durante la I Guerra Mundial también habría compartido la cama con un compañero de regimiento; Ernst Schmidt.
El historiador sospecha que Hitler también mantuvo relaciones con oficiales cercanos a él como su lugarteniente Rudolf Hess, e incluso con sus chóferes, como el caso de Julius Schreck, con quién el dictador llegó a pasar algunas navidades en un hotel. Cuando este murió Hitler colocó su foto al lado de la de su madre.
Otro vínculo pudo haber sido Albert Speer, el arquitecto del nazismo.
El historiador también atribuye a la homosexualidad de Hitler, las complejas relaciones del dictador con las mujeres.
Los intentos de suicidio de la que fuera su pareja durante muchos años; Eva Braun, tendría en teoría vínculo con la orientación sexual del Führer, al igual que el suicidio de la sobrina del líder nazi Geli Raubal.
La frustración sexual era notoria ante una ausencia de “atención”, según Lotahr Machtan.
Los nazis rosa
La homosexualidad aparece como una constancia entre muchos jerarcas nazis, según investigadores.
A los ya mencionados Rhom y Ernest, se puede agregar a oficiales como Rudolph Hess (hombre de confianza de Hitler) y Hans Frank (Ministro de Justicia). Luego de la “Noche de los cuchillos largos”, a Hitler le costó mucho sacar la imagen de “Juventud homo” que la Juventud Hitleriana había obtenido durante el liderazgo de Rhom.
Un detalle interesante es un artículo del escritor alemán y homosexual,
Klaus Mann, publicado el 24 de diciembre de 1934 en la revista Europäische Hefte, en Praga. Mann critica a la izquierda marxista de asociar la homosexualidad con el nazismo. Les reclamaba que de esa manera convertían a los homosexuales en “los judíos del marxismo”.
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