Escribe: Luis Alen.
A nivel nacional y en el caso de la capital económica del país Ciudad del Este, hace falta un cambio de actitud en la clase política, que sólo busca el enriquecimiento fácil o, peor aún, aprovecha su situación clave para conseguir el máximo provecho del presupuesto estatal, sin preocuparle la falta de oportunidades para una buena parte de la población. Afirman los inversores, que uno de los principales inconvenientes es la falta de voluntad política de las autoridades, entre ellas citan al clan Zacarías.
Algunos empresarios interesados en realizar inversiones, o que ya están concretándolas, expresaron su desilusión porque el Gobierno de Horacio Cartes parece haber llegado a un punto en que ofrece lo mismo de siempre, si se tiene en cuenta que no mueve mucho su capacidad de persuasión sobre la fiscalía y la Justicia, con miras a castigar en forma efectiva los innumerable hechos de corrupción denunciados profusamente en la prensa en los últimos meses.
Es lo que señala el empresario Víctor González Acosta, quien lleva a cabo con su empresa en CDE el emblemático World Trade Center (WTC), un punto de inflexión hacia un nuevo concepto urbanístico y que marca un antes y un después para la urbe esteña. Dijo el emprendedor de la construcción que “falta una renovación de nuestra clase política” y apuntó a la responsabilidad de la misma sociedad civil, que está ausente de los problemas del país.
Sobre la movilización de los jóvenes el año pasado, expresó enfáticamente que no fue mucho lo que se logró, sólo cambios de nombres, porque “el modelo sigue igual, el sistema sigue igual; falta consistencia para lograr un cambio”.
En cuanto a su visión de la política actual y las propuestas que se manejan para 2018, manifestó que no ve la posibilidad de que surja una alternativa real para el cambio que necesita el país, ya que “parece que el objetivo siempre es a nivel personal: resolver sus problemas y llenarse los bolsillos de dinero. En eso también tenemos la culpa nosotros”.
Esta percepción empresarial sobre la parsimonia del Ejecutivo para realizar los cambios necesarios en la forma de hacer política, en la administración del Estado y en la gestión del presupuesto nacional, ha llevado también a las calificadoras internacionales de riesgo a no otorgar aún al país el “grado de inversión”, a pesar de que la propaganda oficial se ufana del hecho de que el Paraguay sea considerado como una economía “positiva” para la realización de inversiones.
Sólo un ejemplo ya ilustra lo que decimos, con referencia a la situación casi calamitosa de algunas entidades públicas, por la falta de una profunda reforma del Estado. Es el caso de la ANDE (Administración Nacional de Electricidad), que de ser una de las empresas estatales modelo, en la época dictatorial, después de 1989 quedó a merced de los manejos prebendarios y de los negociados propiciados por los políticos que se han ido turnando tanto en su cúpula directriz como en el Gobierno nacional, con el resultado a la vista de una calamitosa realidad de apagones masivos, pese a tener dos grandes hidroeléctricas que abastecen la red eléctrica del país.
La situación en CDE
Lo que ocurre a nivel nacional también se traslada a la capital del Alto Paraná, Ciudad del Este, donde se preparan grandes inversiones como el hotel-casino Hard Rock Café, de 100 millones de dólares, y son ya realidad otros proyectos, como el World Trade Center CDE y el colindante Hotel Sheraton, también con una inversión de 60 millones de dólares.
Cuando más que nunca se requiere la reconversión económica de la urbe esteña para hacer que sea el turismo de compras el nuevo motor comercial, existe simultáneamente un ambiente político poco propicio para la planificación armónica entre sus autoridades, teniendo presente el actual diferendo entre el Ejecutivo comunal dominado por los Zacarías y la Junta Municipal opositora al clan.
Se supo de buena fuente que algunos inversores nacionales y extranjeros expresaron su malestar al presidente Cartes por el virtual vacío de poder que existe en CDE, además de las denuncias sobre las irregularidades cometidas por el clan Zacarías al frente de la administración comunal.
Según los empresarios, HC debería tomar cartas en el asunto y apoyar una salida a la crisis permitiendo que sea intervenida la municipalidad, dando así una muestra de que efectivamente está interesado en luchar contra la corrupción de la clase política, en vista de las graves acusaciones que se hacen contra exponentes poderosos como el caso de Javier Zacarías Irún y su esposa Sandra, la intendenta de CDE.
Las críticas a ZI provienen principalmente de grupos empresariales que valoran el potencial turístico de Ciudad del Este, tanto en el comercio como en sus atractivos naturales (las cataratas) y tecnológicos (Itaipú), para realizar grandes inversiones en edificios y hoteles, pero no ven la capacidad de reacción de las autoridades para llevar adelante un plan de reforma urbanística, y menos aún para apoyar las inversiones dejando de lado las trabas administrativas que terminan favoreciendo las coimas u otros pedidos de dádivas.
La crisis terminal de CDE ha sido agravada por la situación en Brasil, que provocó el cierre de miles de comercios ante la reducción notable de la venida de los “sacoleiros”, en una demostración del final de una época para dar lugar a la aparición de otra con diferentes matices y en la que sobresale la presencia de los turistas que llegan para comprar y de paso disfrutar de los atractivos de la capital altoparanaense.
El apoyo de la disidencia
Los senadores disidentes colorados han apoyado desde comienzos del año pasado una intervención a la municipalidad de CDE, sin que haya tenido eco su pedido, hasta el momento, en la bancada colorada de la Cámara de Diputados, que es la que debe llevar a cabo la votación finalmente.
En los últimos días se han dado nuevamente los contactos entre los disidentes, como el senador Juan Carlos “Kalé” Galaverna, y los concejales opositores al clan Zacarías. Es de esperar que surjan movidas tendientes a concretar la tan deseada intervención y el consiguiente cambio en la conducción comunal.
Todo dependerá de la decisión de HC, que también está manteniendo de nuevo un relacionamiento fluido con el senador Galaverna y con otros referentes políticos de la disidencia, lo que podría albergar la esperanza de que, por fin, haya un atisbo de solución para la crisis de CDE.
Otro dato interesante es que el pasado fin de semana se lo vio al presidente conversando amenamente con Carlos Barreto Sarubbi, en Caazapá, durante la conmemoración del sexto aniversario de la entrada en la política de HC. Se tiene entendido que de allí también podría haber surgido alguna pista de lo que el jefe de Estado está queriendo impulsar en CDE, ya que es conocida la influencia que tiene aún “Don Carlos” en la política del Alto Paraná, además de ser el padre del actual presidente de la junta municipal opositora a los Zacarías, Juan Carlos Barreto.
Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos políticos, pero lo seguro es que ya no puede seguir la actual situación de incertidumbre, que conspira contra las posibilidades de llevar a cabo un plan de desarrollo armónico de Ciudad del Este, precisamente en momentos en que se concretan importantes inversiones inmobiliarias y comerciales que darán un renovado empuje a la región.
El futuro de CDE y su reconversión dependen de un nuevo escenario. Por un lado, se preparan las grandes inversiones que transformarán la ciudad para impulsar el turismo de compras y de atracciones, pero, por otra parte, no se avizora un ambiente político adecuado que satisfaga los anhelos de cambio de la ciudadanía esteña, que ya no tolera la forma de gobernar del clan familiar de los Zacarías, lo que es interpretado por los concejales del G7 en su actitud comprometida con la sociedad civil.
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