Sendos artículos periodísticos dan cuenta de gravísimas irregularidades, trabajos meticulosos de periodistas bien entrenados para las más difíciles situaciones, artículos que, en su síntesis son verdaderas denuncias de alta corrupción. Probadamente implicados funcionarios de alto, medio o bajo escalón.
Puede que estos trabajos periodísticos no busquen otra cosa sino mostrar al gobierno la calidad de la gente que está metida en los diferentes y más sensibles sectores de la maquinaria estatal, pero yo veo una cosa mucho más profunda: La función de contralor de la prensa; Que haría un gobernante, sin la ayuda de la prensa? Como hallaría a los culpables de algún delito contra las arcas del Estado? Como transparentaría la función pública?
Esa es la visión que se debe tener de la prensa, si bien es cierto que existen periodistas inescrupulosos, éstos, generalmente pierden credibilidad a la luz de las verdades que el tiempo se encarga de dejar en claro. Este hecho no debe pesar a la hora de juzgar la labor de la prensa en general, en todas las áreas hay buenos y malos profesionales, y la prensa no escapa a esta regla, lamentablemente, pero, repito esto no debe menguar en la gravedad de las denuncias que a través de ella se dan.
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