¿Un nuevo actor social a considerar?
Gustavo Zaracho
Presidente del Colectivo Paraguay en Francia
“No me llames extranjero, mírame bien a los ojos, mucho más allá del odio, del egoísmo y
del miedo. Verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero”.
(Fragmento del poema de Rafael Amor, "No me llames extranjero”)
Antes de ser inmigrante, fuimos emigrantes:
La última ola de migración internacional paraguaya, fundamentalmente hacia el
continente Europeo, ha conmovido fuertemente a distintos estamentos de nuestra
sociedad y ello produjo una serie de debates mediáticos y algunos trabajos de
investigación que dan cuenta de esta realidad.
En los últimos meses la temática volvió a ganar cierta fuerza, a partir del debate en
torno al derecho al voto de los paraguayos/as en el exterior, con la aprobación en la
Cámara de Diputados del proyecto de enmienda constitucional del art. 120 que permitiría
el ejercicio del sufragio a los ciudadanos de la República del Paraguay residentes en el
extranjero. Aunque el desenlace de este proceso es incierto y aún faltan varias etapas
para que el proyecto de enmienda se inscriba en el cuerpo constitucional (aprobación en
senadores y posterior referéndum), este primer paso en Diputados renovó las esperanzas
de las organizaciones de migrantes connacionales.
Pero la reivindicación por la conquista del derecho al voto (entre muchas otras
demandas) no es fruto del azar, ella es sostenida e impulsada desde hace décadas por
una serie de organizaciones de paraguayos en diferentes países del mundo. Dichas
organizaciones comienzan a ganar una cierta visibilidad en el movimiento social y más
ampliamente en la sociedad civil paraguaya.
No podemos afirmar que la organización de paraguayos en diferentes países sea
un fenómeno nuevo. Podemos afirmar incluso, que ello constituye una estrategia esencial
para el establecimiento de redes de solidaridad y defensa de derechos en los países de
acogida y se constituyen en verdaderos espacios de socialización y resistencia ante un
entorno cultural, a menudo, hostil y excluyente. La organización comunitaria, los llamados
"clubes de paisanos", es una de las aproximaciones metodológicas para el estudio de la
participación política de los diferentes grupos migrantes1.
En el caso de nuestro país, la comunidad residente en Argentina ha sido la más
estudiada y es la más representativa e influyente en espacio público nacional (por razones
históricas, demográficas y geográficas evidentes). Recientemente ha sido publicada una
obra bastante completa sobre ésta comunidad del investigador argentino Gerardo Halpern
2.
Sin embargo, las demás comunidades de migrantes paraguayos, prácticamente, no
han sido objeto de reflexión o de estudios por parte de nuestros investigadores y tampoco
han suscitado mayor interés de parte de las organizaciones sociales en nuestro país.
1
Este artículo quiere ser una invitación a la comunidad académica y a las
organizaciones sociales a interesarse en este fenómeno y a producir una reflexión que
ayude a visibilizar y comprender la realidad de los migrantes paraguayos en diferentes
partes del mundo, no solamente como una cifra más en una curva estadística o como un
emisor de remesas, sino como sujeto, como actor social y político y por ende un aliado
potencial. Este movimiento por sus características siempre está confrontado a un doble
desafío:
- “existir” en la sociedad de acogida (insertándose laboralmente, conquistando
derechos y legitimidad) y;
- a “no desaparecer" de su sociedad de origen, donde el tiempo y las distancias, lo
borran paulatinamente del imaginario de sus seres queridos y en donde ciertas
leyes injustas lo privan de derechos y de existencia política, como es nuestro caso
en el Paraguay.
Las organizaciones de migrantes tienen esta doble dimensión en su actuar, una se
dirige hacia la sociedad en la que viven para vencer la discriminación, la subalternización
y la criminalización xenófoba de la que son victimas; y por otro lado, una dimensión que
apunta a marcar una presencia en el propio país de origen, a través de diferentes tipos de
acciones que van de lo asistencial a la conformación de verdaderas redes de solidaridad y
de movilización de las opiniones publicas de otros países sobre la situación que se vive
en el Paraguay.
Convertir la doble ausencia3, en doble presencia:
El cambio político generado en abril del 2008 (al igual que el fin de la dictadura en
1989), influyó fuertemente en las organizaciones de paraguayos en el mundo y renovó las
expectativas de poder concretizar el reconocimiento del aporte (no solo económico), de
las poblaciones migrantes a la vida nacional y de ver al fin concretizadas sus históricas
demandas (derecho al voto, bancarización de las remesas, re-ingeniería del servicio
exterior paraguayo para responder a las demandas de los migrantes, etc.) . En este
sentido, podemos afirmar que el cambio de gobierno de abril 2008 estimuló una
repolitización (en el sentido amplio de la expresión) de las organizaciones de paraguayos
en el exterior y su deseo de ser reconocido como un actor social junto a los otros
movimientos sociales presentes en el territorio nacional.
La constitución del espacio de los Congresos de la Migración Paraguaya, iniciados
justamente algunos meses después de la victoria de Fernando Lugo en el 2008 y que van
por su tercera edición, son un paso positivo y crea una instancia de dialogo entre las
organizaciones migrantes y diversas esferas del Estado Paraguayo. Sin embargo, el
riesgo es que éste quede vacío de esencia si las reivindicaciones y propuestas surgidas
de aquí no son escuchadas e integradas en planes de trabajo concretos y se encarnen en
políticas públicas. Esto condenaría al Congreso a la repetición incesante de los mismos
temas y convertiría dicho encuentro en rituales vacíos o en puros eventos de
comunicación, sin ninguna capacidad de incidencia. Este riesgo desafía a las
organizaciones a establecer una agenda propia y un plan de acción concreto que
contemple también la confrontación y la presión para hacer cumplir los compromisos
asumidos por parte del Estado.
Lo verdaderamente novedoso en el campo de las organizaciones de migrantes
paraguayos en el mundo es su capacidad y posibilidades de articulación y por otro lado la
2
diversificación de las voces y zonas geográficas representadas en dichas articulaciones,
si bien los paraguayos y paraguayas en Argentina, España y Estados Unidos, siguen
siendo centrales y sus organizaciones antiguas y consolidadas; comienzan a emerger y
hacerse sentir organizaciones de Paraguayos en otras partes del mundo, como: Brasil,
Francia, Bélgica, Italia, Suiza o Chile. Esta pluralidad, no puede sino ser beneficiosa al
proceso en curso.
Actualmente, una consigna cristaliza las aspiraciones y agrupa a estas diferentes
organizaciones: la enmienda del art. 120 de la Constitución Nacional, que puede permitir
el derecho al voto a todos quienes vivimos fuera del territorio nacional. Otros artículos en
esta misma publicación analizaran con mayor pertinencia el proceso de la enmienda
constitucional y sus desafíos, lo abordo aquí como un eje central de la articulación y un
elemento movilizador de las diferentes organizaciones de compatriotas en el mundo.
Esta articulación se produce a dos niveles. A nivel de cada país de acogida, en
donde se vive un creciente proceso de coordinación y conformación de instancias
aglutinantes, federaciones de organizaciones paraguayas, como en el caso de España o
la conformación de versiones locales de los congresos de migrantes como en el caso de
la Argentina y los Estados Unidos. En aquellos países donde no existe un gran número de
organizaciones de connacionales ello no impide el trabajo en conjunto en torno a
determinadas temáticas o momentos de celebración. Es el caso por ejemplo, en Francia,
donde el año pasado 2 organizaciones organizaron conjuntamente la celebración de las
fiestas patrias del mes de mayo y participaron en una movilización por la defensa de la
soberanía hidroeléctrica sobre Itaipú, movilización convocada por el Colectivo Paraguay
en Francia4.
El segundo espacio de articulación es a nivel internacional, las federaciones, las
organizaciones locales e incluso individualidades de diferentes países deseosos de
integrarse a grupos existentes o impulsar nuevas agrupaciones en sus países de acogida,
se van organizando a través de listas de correos electrónicos, comunidades virtuales en
las redes sociales o a través de blogs en internet que funcionan como una formidable
herramienta de comunicación y canalizan discusiones centradas sobre las acciones a
desarrollar.
Un elemento novedoso es el grupo Migrantes Paraguayos sin Fronteras, que
nuclea a unas 40 personas, dirigentes asociativos o individualidades de al menos 15
países distintos, este grupo funciona exclusivamente a través de internet, a través de un
intercambio cotidiano de mails de información, discusión y análisis centrados en la
temática de la migración paraguaya, y en estos momentos, fundamentalmente centrado
en la campaña por el derecho al voto. La revolución de las comunicaciones permite un
intercambio fluido y la organización de cyber reuniones en la que dirigentes de diferentes
partes del mundo conversan y plantean acciones o formas de intervenir en el debate
público. La experiencia es incipiente, balbuceante, pero auspiciosa.
Esta iniciativa se retroalimenta con otras preexistentes, como por ejemplo el
Colectivo APE5, Agencia de Paraguayos en el Exterior, novel organización de jóvenes
periodistas y profesionales de distintas áreas, que surgió en Argentina en el 2008 y que
actualmente tiene una activa militancia en Asunción y mantiene sus vínculos con
Argentina y recientemente extendió sus contactos con los demás países mencionados en
este articulo y cuyo objetivo es desarrollar una estrategia comunicacional que permita la
3
reflexión y la visualización de la realidad de las poblaciones migrantes del Paraguay en el
mundo.
Toda esta energía desplegada necesita espacios de reflexión para no agotarse en
el hacer y para dotarse de un verdadero horizonte estratégico de desarrollo y de
posicionamiento en el campo de la lucha social.
Sin embargo, tanto en el campo académico, de los medios de comunicación, como
en la realidad de todos los días, este enorme potencial es invisibilizado y subalternizado,
incluso en el campo de los movimientos sociales que luchan por un modelo de sociedad
sin exclusiones y sin explotación y que pretenden crear ese otro mundo posible al que
todos aspiramos.
Esta es la pata que falta a la articulación, el vínculo con los movimientos sociales
de nuestro país. Los movimientos son impactados por esta migración y los migrantes en
muchos casos fueron expulsados por ese modelo excluyente que combaten las
organizaciones populares de nuestro país. Entonces, ¿por qué no pueden encontrarse
esos dos mundos?, ¿por qué no discutir juntos de esta realidad que nos atañe?.
El hecho de que los migrantes no puedan engrosar las filas de las manifestaciones
en las calles asuncenas o de otras ciudades del país, no quiere decir que los mismos se
encuentren ausentes del debate social y la agenda política del país. Las organizaciones
de paraguayos en el exterior cumplimos y podemos reforzar nuestro papel de movilizador
de la solidaridad internacional y de presión sobre el gobierno o al contrario, de defensa de
nuestro endeble proceso democrático, podemos hacer caja de resonancia a los diferentes
combates en curso y a los diferentes actores sociales que luchan contra la explotación y
la injusticia.
El movimiento social paraguayo en sus diferentes expresiones (obrero, campesino,
barrial, de mujeres, de jóvenes, etc.) debería integrar la dimensión de la migración en su
reflexión, en sus planes de acción y en sus estrategias de alianzas, y a la inversa las
organizaciones de migrantes deberían romper con cierta visión corporatista y de “lobbyng"
y abrirse a la discusión con el conjunto de las organizaciones sociales de nuestro país y
renovar sus estrategias de lucha y su política de alianzas.
Este año del bicentenario puede ser el momento de una gran discusión sobre el
tipo de Paraguay que estamos construyendo y que queremos en este nuevo milenio.
Todos los paraguayos, sin exclusiones. El desafío está lanzado.
1 Calderon Chelius, Leticia (2004). “La nostalgia como poder político: aproximaciones metodológicas para el estudio
del ejercicio político de los migrantes”, Revista Enfoques, Nro. 3, Universidad Central de Chile. Santiago. P. 45
2 Halpern, Gerardo (2010). Etnicidad, inmigración y política. Representaciones y cultura política de exiliados
paraguayos en Argentina, Prometeo Libros, Buenos Aires
3 El sociólogo magrebí Abdelmalek Sayad, uno de los más finos estudiosos de la migración argelina en Francia, tituló
su obra cumbre: “La doble ausencia: de las esperanzas del emigrado a los padecimientos del inmigrante” (2011). Ed.
Anthropos, Barcelona. Este libro fue prologado por el sociólogo francés Pierre Bourdieu compañero y colega de Sayad.
4 Para mayor información sobre el trabajo del Colectivo Paraguay ver : http://collectifparaguay.webnode.com
5 Pagina web: www.apeparaguay.org
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