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sábado, 12 de diciembre de 2009

Construyendo el País que queremos

Edificio en contraste
Foto-arte: Kike Galeano

Dicen que un país está hecho de HOMBRES Y LIBROS. La frase me llevó a imaginar otra frase “construir un país”. Para construir se necesita un/una arquitecto/ta y un ingeniero/a que diseñe, calcule, evalúe costos y ejecute la obra.

La arquitectura DISEÑARÁ el país que queremos: Con fachada moderna, pilares robustos, puertas amplias que facilite el acceso a su interior, y a todas sus dependencias, a todas las personas, sin importar su nivel de movilidad ni su capacidad de orientación. Claro que también debemos pensar en el muro que delimite nuestra propiedad, ni alto ni bajo, un muro que nos permita acodarnos en ella para “dialogar con el vecino” más inmediato, contarles de nuestras penas y nuestros logros, un muro que nos permita pasarnos la mano en demostración absoluta de solidaridad. Un detalle que no debe escapar es que debemos buscar un “diseño urbanístico” que no escape al tono y al tiempo de todos los demás “edificios vecinos”, que no seamos “La tapera” en medio de Rascacielos.

Para esta construcción debemos convocar a los mejores arquitectos, ingenieros; maestros de obras y obreros capaces y honestos, en realidad éstos dos últimos son tan o más importantes que todos los demás, porque para ésta obra necesitamos a maestros de obras que “HAGAN LA MEZCLA JUSTA” para que el edificio sea sólido y firme, con cimientos fuertes, con las dosis correctas de cada “ingrediente”. Necesitamos que a ninguno de estos obreros se les ocurra poner “un poco menos de cal, o de cemento o de piedras o de arena” para “desviarlo hacia su propia obra” basado en la frase “Total un poquito no va a hacer tanta diferencia” (muchos edificios se derrumbaron causando desastres lamentables porque a algún obrero se le ocurrió poner dos baldes más de arena para ahorrar cemento)

Terminado nuestro edificio necesitamos “pintarlo”, para ello debemos usar buenas pinturas y colores que realcen nuestro entorno, nada de una “manito de cal” para “esconder imperfecciones” mientras estén las visitas. Luego hay que “distribuir las dependencias” acorde a cada habitante de la casa, sin olvidar las dependencias “compartidas”, debemos ser conscientes de que la “habitación” que nos tocó habitar es tan importante que la de aquel que está en una “suite”, debe haber armonía entre todos, cada habitante de la casa debe aportar su talento para que a la casa no le falte nada para la comodidad y el desenvolvimiento de cada uno de sus habitantes, ninguno de ellos debe “invadir” la habitación de otro para “agrandar el suyo”.

No olvidemos de la decoración de la casa, ésta tiene que hablar de “NOSOTROS” de nuestras raíces, de nuestras costumbres de nuestro “SER dueños únicos y absolutos” de ese edificio llamado país, por eso la decoración no debe ser “importada”, mucho menos “copiada”. Sobre todo debe ser una decoración por la que todos nos admiren y respeten.

¡Uf!!!, me cansé por hoy, que tal si comenzamos a pensar donde estamos fallando en la construcción del país que queremos, que parte hace falta corregir, ésta debe ser una de las pocas “construcciones" que “nunca terminan de ser hechas” siempre habrá algún detalle que agregar, cambiar ¡Ops! No me di cuenta: es igual que la casa nuestra, siempre tenemos algo que debemos ampliar o reformar.

¡Jajaja! Esto fue apenas una escritura de terapia, espero que se hayan divertido

1 comentario:

Anónimo dijo...

para construir el edificio basta que el ingeniero y el arquitecto sean exigentes y hagan trabajar a todos los obreros. Con disciplina todo se logra en la vida

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