Toda y cualquier persona que tenga más de cincuenta años, se acordará del sistema educativo paraguayo de los años sesenta.
Antes que nada había que destacar en la época la presencia de la Escuela Normal, a las alumnas se las llamaba “NORMALISTAS” y era el primer paso para la docencia, en aquel entonces mayoritariamente femenina. Las “Maestras o profesoras” eran “UNA INSTITUCIÓN” respetadísimas, no había televisión, ni video juegos o celulares que perturbasen la atención de los alumnos en las clases o en los estudios, mucho menos en el diálogo con los padres.
En cuanto al sistema de enseñanza, para mí fue el mejor modelo, el llamado “Plan 57” imponía exámenes oral y escrito, con calificaciones del 0 al 10 y a fin de año el famoso Término Medio, que llevaba a que el alumno sea aprobado y pase al siguiente grado o no. Hubo alumnos que repitieron hasta tres veces seguidos el mismo año, no existía eso de que “había que pasarlo de grado”, si no aprobó el examen oral y escrito tenía que repetir de grado, siempre existieron los copiatines, vamos a ser sinceros, pero había más miedo para usarlos. Además el copiatín casi no servía para nada porque después del examen escrito venía el oral y si allí no se rendía igual que en el escrito, nada que ver, la nota que valía era la del oral.
La degradación del sistema educativo en el Paraguay se vino con la afirmación de la dictadura, éstos buscaron un modelo que “enseñe a medias”, que busque imponer la idea de “No hay necesidad de pensar, ya todo está escrito”. Para reforzar la idea y el sistema había que cerrar todo y cualquier medio que “muestre más allá” de lo que ellos enseñaban. Así cerraron el semanario COMUNIDAD, órgano de la Iglesia Católica, Kabichu’i y otros medios de corte político, contrarios al sistema. Introdujeron al plantel de docentes gentes que no tenían ninguna preparación curricular, al solo efecto de tener entre los docentes a “soplones” que debían vigilar a los otros docentes, lo que enseñaban y cómo enseñaban. Se institucionalizó el famoso cargo de “Maestra Vaca ra’y” (maestros/as que nunca estudiaron para tal).
Los libros curriculares eran “diseñados y editados” por gentes autorizadas plenamente por el gobierno, libros de historia que deturparon la historia paraguaya a tal punto que escondían muchos hechos importantes a los ojos de los jóvenes al solo efecto de “crear falsos héroes” y “enterrar ideas de Patria” (en realidad los libros de historia no eran sino “compilaciones” redactadas a gusto y paladar de la dictadura)
Esa es la raíz de todo el problema actual del paraguayo, que no tiene por hábito leer “de verdad”, por eso se deja llevar por la primera fuente de información que le llega a las manos, por eso no está acostumbrado a confrontar informaciones, por eso le gusta hacer hurras a un trapo y a una polca; fue la dictadura la que le imprimió ese sistema de vida, y él lo adoptó por comodidad (gracias a Dios hay una minoría pensante, que son la reserva moral del país, pero lo lamentable es que no son actuantes)
Los jóvenes de hoy, salvo una minoría absoluta, esta idiotizada por el mercado de consumo y la tecnología, se mete en sus iPod’s, sus video-juegos y no buscan saber lo que pasa a su alrededor. Por eso los adultos se aprovechan y toman el poder en “nombre de ellos”
Es el fruto de la degradación educativa y la banalización de los valores morales y los sentimientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario