El enojo de un sector liberal, por los cambios hechos por el Presidente Lugo, pone en evidencia a los mismos en que lo único que les interesa es la cuota de poder que tienen y quieren mantener a toda costa. El Presidente de la República tiene toda la potestad de cambiar a quienes le parezca conveniente y las razones solo a él le competen, excepto que el cambio se dé debido a algún mal manejo, en ese caso debe, perentoriamente, decir la causa, si no, no hay porqué.
El saliente director de Itaipú lo llama de cobarde al Presidente, por no haberle anunciado de frente y en la cara su demisión, todos saben que ése no es el estilo de Lugo, acaso que a uno no le demitió vía SMS, ése fue peor todavía, a este por lo menos se lo dijo mediante nota y secretario de por medio, yo recuerdo que antes, Stroessner y la “ilustre” camarilla de su entorno, demitían por teléfono hasta al intendente o al delegado de gobierno, después nomas ya salía un decreto por el cual se le agradecía al saliente y se nombraba al suplente, así de sencillo era. Claro que no era lo más correcto, ni mucho menos, pero en este caso Lugo hace uso de sus atribuciones y nada más, si urge cambiar, se cambia y ya está.
Dicen que el cambio es más político que administrativo, el que sale también es político ¿O acaso Mateo Balmelli tiene experiencia en administración de hidroeléctricas, o en relaciones internacionales? El que entra es del área de relaciones internacionales, es decir tiene cierta experiencia en el trato y las negociaciones internacionales.
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