Muchas veces me he preguntado por qué los migrantes nunca consiguen alcanzar sus verdaderos objetivos. Y si los consigue ¿Por qué no lo pueden sustentar?
La respuesta a mi primera pregunta no se hizo esperar, hablando con muchos de los sufridos migrantes, que abundan aquí en París, pude deducir la razón: los paraguayos son muy soñadores, piensan en grande, son impulsivos y confían en sus parientes o amigos de infancia.
Me dirán ustedes, pero es muy bueno: estoy de acuerdo con ustedes. Todo lo que mencioné son las mejores virtudes del paraguayo común. Pero tiene dos graves problemas: la primera es que el paraguayo es el hombre de los cien oficios y las mil miserias. “Sabe hacer de todo” (un mito que se volvió real y perjudicial al mismo tiempo). Al paraguayo le encanta “demostrar que nada le asusta”, tiene “vergüenza” de decir “no sé”, la respuesta será siempre, “lo haré, o lo aprenderé”
Estando en el extranjero tiene otro problema, no quiere decirles a sus parientes que está pasando dificultades, quiere mostrar que esta “triunfando”. ¿Cómo lo hace? Privándose de algunas cosas vitales, para ahorrar y enviar dinero a su familia, eso también está bien, pero tiene su lado nocivo: sus familiares “dependen totalmente” de ese envío; peor aún, les cuenta a todo el mundo que su pariente o amigo está “demasiado bien en el extranjero. El pariente o amigo está completamente ajeno a la realidad que vive el migrante. Es cierto, se gana mucho mejor que en Paraguay, pero también el costo de vida es altísimo, alquiler, luz, comida y otros gastos absorben gran parte del salario que recibe, eso si recibe, porque también están los que son explotados por patrones sin escrúpulos que no pagan lo que corresponde o en el tiempo que corresponde lo que implica que el pobre migrante, peor si es ilegal, queda a merced de prestamistas que le chupan hasta el alma.
Los pocos que consiguen realmente ganar bien y guardar un buen dinero a veces se ven tentados a “abrir un negocio allá en Paraguay” y comienza a hacer contactos, confiar en sus parientes más próximos y pensar que él podrá dirigir su negocio desde el país en que está. Craso error, talvéz el negocio le dure dos o tres meses, incluso talvéz años, pero un día cualquiera se despertará con que lo estafaron, con que se ha quedado sin un peso de los fondos invertidos, sin ninguna explicación de parte de su “socio familiar”;
De esto yo deduzco que si has trabajado como un condenado para conseguir tu capital, adminístralo tú, no dejes esa responsabilidad en manos de otros y, si lo haces, ponte en la mente de que nadie es más responsable de lo suyo que uno mismo.
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