No es fácil escribir algo después de dejar de hacerlo por un buen tiempo. Lo vuelvo a hacer ahora, un poco motivado por las festividades del bicentenario de nuestra independencia y, a la vez, echar (de nuevo) una mirada a nuestra reciente conquista del derecho al voto de la diáspora paraguaya.
Ya es de conocimiento de mis lectores que yo no estoy muy convencido de NUESTRA VERDADERA INDEPENDENCIA. Aun me parece muy frágil esta independencia, por eso creo que la frase “hacia una nueva independencia” cae como anillo al dedo en este caso.
Más allá de una “independencia” territorial nos falta una independencia financiero-productiva, que nos permita un desarrollo humano sustentable y acorde a nuestra idiosincrasia. Un país, como el nuestro, no puede vivir bajo las mismas reglas económicas, políticas y legales de los países industrializados, básicamente porque no contamos con las estructuras cívicas y educativas necesarias para eso, peor aún, siquiera tenemos estructura física para sostenerlos y ponerlos en vigencia (el caso del Código Penal o, incluso, la defensa de los Derechos Humanos)
Ya lo dije una vez y lo vuelvo a repetir, hace falta HUMANIZAR la política, es decir hacerlo una herramienta al servicio del hombre y no hacer que la política sea un elemento destructor de los valores humanos (corrupción, el deseo del poder por el simple poder).
Nuestra verdadera independencia vendrá de la mano de una educación equitativa, cívica y profesionalmente hablando, no hay otro camino. Ningún pueblo fanatizado e ignorante entiende el verdadero sentido de las palabras TOLERANCIA, RESPETO, DIVERSIDAD Y DEMOCRACIA. Solo entendiendo estas palabras se pueden elegir a verdaderos líderes políticos que serán capaces de administrar la cosa pública como cosa pública y no como cosa privada. La fauna política paraguaya está plagada de gente sin ningún conocimiento de su rol en el ámbito que le toca actuar en bien del país. Los señores parlamentarios no aprueban proyectos de gobierno sin antes “EXIGIR” espacios de poder (vulgo: soquete), hacen ALIANZAS con el mero propósito de GANAR una banca en el parlamento o para imponer intereses totalmente foráneos a los intereses nacionales.
Antes de pensar en nuestra independencia de otros países, debemos pensar en nuestra independencia interna, de ello depende nuestra EVOLUCION POSITIVA hacia un progreso sustentable en bien de todos los paraguayos y paraguayas. Pero, OJO, eso no depende del Gobierno, depende de cada uno de nosotros. Depende de nuestro comportamiento como ciudadanos y ciudadanas, conscientes de la necesidad de construir un país democrático y fortalecido, sin una sociedad corrupta que solo busca “aprovechar al máximo” cualquier oportunidad de ganar algo “al margen”, sea evadiendo impuesto, comprando cosas de contrabando o falsificada, incluso, y peor aún, cosas robadas. Necesitamos una sociedad que no aliente la coima para conseguir alguna “ventaja” o eludir alguna multa o prisión, necesitamos profesionales más conscientes de la importancia de sus labores sin tener en cuenta el nivel en el cual desempeña esa labor, es decir, desde el barrendero hasta el encumbrado ejecutivo, debe saber que su trabajo hace parte de la imagen de su país: TRABAJAR CON EFICIENCIA, CALIDAD Y BUENA VOLUNTAD será la muestra más acabada de que somos un país realmente libre y soberano. Puede que algunos crean que esto no tiene nada que ver, pero si hacéis un análisis concienzudo de lo aquí expuesto verán que algo de razón tengo. Perdónenme si divago
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