Faltan pocas horas para que buena parte de la población del planeta se olvide que tiene una feroz crisis económica, se olvidará también que en su país hay un dictador loco que a toda costa quiere hacerse del poder supremo.
Se olvidarán que hay niños en la calle drogándose, que, a pesar del frio, dormirán en la calle, se olvidará que está desempleado y gritará cada victoria de su equipo favorito como si fuera el gran Rey de Arabia. Claro que también su rabia ya no será contra el gobierno de turno, no, para nada, ese señor estará olvidado por unos días, jugadores, técnicos, árbitros y canchas reemplazarán a Chávez o a Castro, incluso a Lugo. Los anti imperialistas serán tan capitalistas que tomaran Coca Cola como una suerte de tregua, incluso podrán acompañarlo de un buen McDonald y no le importará si lo que está comiendo contiene una buena dosis de granos transgénicos inventados por Monsanto.
Olvidará que le prohibieron beber, incluso olvidará la razón de esa prohibición, aunque esté sintiendo un dolor de cabeza horrible luego de cada trasnochada. Estará tan lleno de argumentos comentando el partido anterior y pronosticando, cual vidente barato, el resultado del próximo partido. Lo que es más, señalará con su dedo acusador a sus interlocutores como diciéndoles “vieron yo les dije…”
Habrá tantos técnicos de fútbol dispersos en el mundo que uno se preguntará para qué cuernos una selección de fútbol paga tan caro por un técnico si puede tener unos diez mil totalmente gratis.
Los árbitros tendrán que enviar a sus madres a la Siberia para que ni escuchen lo que se dice de ellas durante todo este febril periodo de Campeonato mundial.
Si, ya se habrán dado cuenta, estoy hablando del Campeonato mundial de fútbol en el África, vaya ironía, hasta ellos (con más razón) olvidarán los millones de problemas que tienen, a pesar de que es probable que ni salgan en un mísero cuarto puesto, incluso puede que salgan campeones, para ver si se dejan de joder y mostrar tanta miseria. Algunos millones de dólares quedaran en el país anfitrión, las empresas fabricantes de televisores venderán tantos televisores que, es probable, van a sobrar panes en las alacenas de los supermercados.
Espero que no se despierten en una pesadilla cuando termine el campeonato mirando con dolor y desespero la cuenta de las cuotas del televisor y sus accesorios, que al final solo sirvió para mostrarle que ni él, ni su equipo, mucho menos su país era tan grande como le querían mostrar en la propaganda al venderle el televisor.
Por favor no sientan ninguna culpa y disfruten todo el campeonato, que luego ya tendremos tiempo para retomar nuestras viejas y rutinarias pendencias.
Se olvidarán que hay niños en la calle drogándose, que, a pesar del frio, dormirán en la calle, se olvidará que está desempleado y gritará cada victoria de su equipo favorito como si fuera el gran Rey de Arabia. Claro que también su rabia ya no será contra el gobierno de turno, no, para nada, ese señor estará olvidado por unos días, jugadores, técnicos, árbitros y canchas reemplazarán a Chávez o a Castro, incluso a Lugo. Los anti imperialistas serán tan capitalistas que tomaran Coca Cola como una suerte de tregua, incluso podrán acompañarlo de un buen McDonald y no le importará si lo que está comiendo contiene una buena dosis de granos transgénicos inventados por Monsanto.
Olvidará que le prohibieron beber, incluso olvidará la razón de esa prohibición, aunque esté sintiendo un dolor de cabeza horrible luego de cada trasnochada. Estará tan lleno de argumentos comentando el partido anterior y pronosticando, cual vidente barato, el resultado del próximo partido. Lo que es más, señalará con su dedo acusador a sus interlocutores como diciéndoles “vieron yo les dije…”
Habrá tantos técnicos de fútbol dispersos en el mundo que uno se preguntará para qué cuernos una selección de fútbol paga tan caro por un técnico si puede tener unos diez mil totalmente gratis.
Los árbitros tendrán que enviar a sus madres a la Siberia para que ni escuchen lo que se dice de ellas durante todo este febril periodo de Campeonato mundial.
Si, ya se habrán dado cuenta, estoy hablando del Campeonato mundial de fútbol en el África, vaya ironía, hasta ellos (con más razón) olvidarán los millones de problemas que tienen, a pesar de que es probable que ni salgan en un mísero cuarto puesto, incluso puede que salgan campeones, para ver si se dejan de joder y mostrar tanta miseria. Algunos millones de dólares quedaran en el país anfitrión, las empresas fabricantes de televisores venderán tantos televisores que, es probable, van a sobrar panes en las alacenas de los supermercados.
Espero que no se despierten en una pesadilla cuando termine el campeonato mirando con dolor y desespero la cuenta de las cuotas del televisor y sus accesorios, que al final solo sirvió para mostrarle que ni él, ni su equipo, mucho menos su país era tan grande como le querían mostrar en la propaganda al venderle el televisor.
Por favor no sientan ninguna culpa y disfruten todo el campeonato, que luego ya tendremos tiempo para retomar nuestras viejas y rutinarias pendencias.
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