Hoy es el día del periodista en Paraguay.
Labor difícil ésta de comunicar, informar y formar. Muchos lo ejercen como un apostolado, dando lo mejor de sí para que el pueblo sepa lo que pasa a su alrededor y se forme una opinión que lo ayude a trabajar por un país mejor.
Labor difícil, repito, porque si denuncian un hecho son “inconsecuentes” o “irresponsables”, si no lo denuncian, son cómplices.
Si se pone a buscar algún “argumento” para el asesino (para entender el porqué del asesinato) lo tildan de cómplice, si se pone del lado de la víctima, lo acusan de violar los Derechos Humanos del victimario.
Para empeorar la situación, hoy, están los mercenarios de la pluma y la palabra, esos que bajo el titulo de PERIODISTA venden su voz y su letra al que mejor les pague, no importa si con ello prostituyen el sagrado deber de la ética profesional. La gente nunca acusa al “periodista fulano” sino a la prensa, y le mete a todos y todas en la misma bolsa de gatos.
A causa de los que callan las denuncias de la gente, minimiza algunos hechos, porque el autor es su amigo, patrón, compadre o pariente y maximiza otro hecho porque el supuesto autor es su peor enemigo, su adversario político, laboral o comercial, es que la prensa está perdiendo el brillo de su cuarto poder.
No son LOS PERIODISTAS, son cuatro o cinco pelagatos metidos a intelectuales con pluma alquilada quienes denigran tan loable cuanto imprescindible labor.
En este día especial quiero hacer llegar a todos y cada uno mis más sinceros deseos de que nunca decaigan en su afán de denunciar las injusticias, que nunca dejen de dar voz a quienes no la tienen, que sigan defendiendo a la gente que no tiene los medios para hacerlo.
Que ningún político corrupto quede impune a causa del silencio de quienes tienen la sagrada tarea de denunciarlos en defensa de la democracia participativa.
Que todos, todas y cada uno y una sean el ojo y el oído atento de la ciudadanía que trabaja en pro de vivir en este país maravilloso que se llama Paraguay.
Los periodistas son los soldados de la verdadera revolución social, pues también son un poco maestros, amigos, confidentes en el desarrollo de su tarea cotidiana, pues a través de la palabra educan para un futuro mejor, animan a participar en la tarea de construir y fortalecer la democracia, que es responsabilidad de todos.
Muchos comunicadores, especialmente en el interior del país, son la última alternativa en el camino de una esperanza casi perdida en la búsqueda de salud o la solución a algún conflicto personal que necesita el asesoramiento o apoyo económico. El locutor de interior, ese periodista empírico, recibido en la escuela de la práctica, es a veces el eslabón que falta para unir al pueblo en solidaridad al conciudadano necesitado, a la viuda, al huérfano, al abandonado en busca de justicia.
A todos y todas SALUD!!!
Labor difícil ésta de comunicar, informar y formar. Muchos lo ejercen como un apostolado, dando lo mejor de sí para que el pueblo sepa lo que pasa a su alrededor y se forme una opinión que lo ayude a trabajar por un país mejor.
Labor difícil, repito, porque si denuncian un hecho son “inconsecuentes” o “irresponsables”, si no lo denuncian, son cómplices.
Si se pone a buscar algún “argumento” para el asesino (para entender el porqué del asesinato) lo tildan de cómplice, si se pone del lado de la víctima, lo acusan de violar los Derechos Humanos del victimario.
Para empeorar la situación, hoy, están los mercenarios de la pluma y la palabra, esos que bajo el titulo de PERIODISTA venden su voz y su letra al que mejor les pague, no importa si con ello prostituyen el sagrado deber de la ética profesional. La gente nunca acusa al “periodista fulano” sino a la prensa, y le mete a todos y todas en la misma bolsa de gatos.
A causa de los que callan las denuncias de la gente, minimiza algunos hechos, porque el autor es su amigo, patrón, compadre o pariente y maximiza otro hecho porque el supuesto autor es su peor enemigo, su adversario político, laboral o comercial, es que la prensa está perdiendo el brillo de su cuarto poder.
No son LOS PERIODISTAS, son cuatro o cinco pelagatos metidos a intelectuales con pluma alquilada quienes denigran tan loable cuanto imprescindible labor.
En este día especial quiero hacer llegar a todos y cada uno mis más sinceros deseos de que nunca decaigan en su afán de denunciar las injusticias, que nunca dejen de dar voz a quienes no la tienen, que sigan defendiendo a la gente que no tiene los medios para hacerlo.
Que ningún político corrupto quede impune a causa del silencio de quienes tienen la sagrada tarea de denunciarlos en defensa de la democracia participativa.
Que todos, todas y cada uno y una sean el ojo y el oído atento de la ciudadanía que trabaja en pro de vivir en este país maravilloso que se llama Paraguay.
Los periodistas son los soldados de la verdadera revolución social, pues también son un poco maestros, amigos, confidentes en el desarrollo de su tarea cotidiana, pues a través de la palabra educan para un futuro mejor, animan a participar en la tarea de construir y fortalecer la democracia, que es responsabilidad de todos.
Muchos comunicadores, especialmente en el interior del país, son la última alternativa en el camino de una esperanza casi perdida en la búsqueda de salud o la solución a algún conflicto personal que necesita el asesoramiento o apoyo económico. El locutor de interior, ese periodista empírico, recibido en la escuela de la práctica, es a veces el eslabón que falta para unir al pueblo en solidaridad al conciudadano necesitado, a la viuda, al huérfano, al abandonado en busca de justicia.
A todos y todas SALUD!!!
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