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miércoles, 7 de abril de 2010

Akã olla


El otro día vino a visitarme Gustavo Zaracho, hablamos de tantas cosas que de pocas me acuerdo, pero sí me acuerdo de una frase en especial “Akã Olla” (Cabeza de Olla). Esa frase me remontó a mis años de escuela.

En aquella época no entendía lo que la frase quería decir, para nosotros quería decir que teníamos la cabeza grande y vacía. Mira por donde vengo a enterarme del sentido de esa frase.

Ahora que lo pienso es realmente cierto, el sentido que Gustavo me mostró: se nos llamaba “Akã olla” porque se nos metía en la cabeza las doctrinas de un estilo de gobierno que necesitaba que nadie pensara. En nuestras mentes cocinaron las ideas del odio al semejante porque no era de nuestro mismo partido, o era “contra el gobierno de la paz y el progreso con Stroessner”, nos enseñaban que debíamos “SER” Colorados, porque el que no era colorado estaba contra “las familias paraguayas”, comenzaron a enseñarnos a delatar a nuestros vecinos, amigos, incluso parientes que decían cualquier cosa contra el gobierno. Salíamos de la escuela pronto para ser manipulados por los que ostentaban el poder en aquel momento. Los ingredientes de la intolerancia y el servilismo estaban ya dentro de la “olla” que era nuestra cabeza, sazonada y cocinada a punto, a gusto y paladar de los “caudillos de la época”.

Con aquella población, mayoritariamente “Akã olla”, ¿quién se les opondría? Mucha gente de aquella escuela aún sigue viva y con esa mente vigente, basta ver los comentarios en los periódicos o preguntar a muchos de ellos lo que significa política. En muchas cabezas aun quedan restos de aquel ingrediente macabro que no nos dejó crecer independientes como pueblo. La calidad de la educación de aquella época, el fanatismo por un sistema político personalista y vacio de ideas, basado en cuoteo de poder y plagado de corrupción al más alto nivel, incluso de la ciudadanía.

Los ingredientes del “Akã olla” no nos permite aun distinguir los males de la corrupción, de la manipulación de la información; seguimos creyendo y defendiendo a los políticos corruptos, porque nos enseñaron a “bajar la cabeza ante los señores”, nos enseñaron que cualquier “autoridad era intocable”

Hoy a millares de kilómetros de mi querida patria me doy cuenta de cuánto daño nos causó la dictadura, sin olvidar las muertes y torturas, con el sistema que implantó en el sistema educativo, dicho sea de paso, que sigue vigente.

2 comentarios:

Unknown dijo...

qué decir ante tan gran verdad, qué razon tan poderosa es la que lleva este mensaje, pero...qué le pasarà a esta rezon que no despierta de una vez dentro de las mentes adormecidas de los seres oprimidos???multiples y variadas son las circunstancias en las que cada ser se convierte en humano o inhumano o incluso deshumanizado; pero hace no mucho despues de las elecciones en Colombia,comentando el tema, llegaos a la conclusion de que hay que verse bien bien jodida y que te den bien bien por ahi para rebelarse un poquillo, y aun asi el masoquismo està a la orden del dia.
aqui dejo una pequeña vision muy general de lo que yo pienso despues de haberme codeado con la gente del pueblo que ha emigrado a buscar un futuro menos incierto.
saludos

Enrique Ramón Galeano dijo...

Prieto: Entiendo que eres Colombiano, lo que significa que casi estamos en las mismas. La mejor arma para debilitar la rebeldía de un pueblo es inculcándoles el servilismo y la obediencia ciega a "la autoridad"

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