La justa cívica de ayer arrojó resultados negativos para los candidatos de la Alianza Patriótica. Los medios de comunicación, especialmente ABC color, quiere hacer aparecer este hecho como un “duro castigo para Fernando Lugo”, puede que sí, puede que no, lo que sí revela es que aún no tenemos la suficiente madurez cívica para saber ejercer el verdadero rol de ELECTOR, aún somos VOTANTES a secas y a duras penas.
Todavía diabolizamos cualquier tentativa de cambio, le tememos a cualquier cambio y eso es muy perjudicial.
Por experiencia hay dos cosas que se debería haber analizado en estas votaciones, la primera, y más importante, es que la Alianza no supo trabajar, no encontró el punto de equilibrio. Quiso utilizar un método populista, poco usual en Paraguay, la consulta puerta a puerta, y lo que consiguió fue que los votantes quedaran aun más confundidos e indecisos. Hasta los propios candidatos estaban indecisos, no plantearon proyectos concretos. La segunda cuestión es la que plantea ABC color en su titular, el castigo y la derrota no fue en realidad de Lugo, sino de Lino Oviedo, el UNACE llevó las de perder por mucho más margen que los aliados del Presidente Lugo, sin embargo esto no lo dice ABC, lo que nuevamente lo pone en la lista de la prensa interesada.
Ya lo dijimos una vez, la prensa no debe ser ni aliada ni de oposición, la prensa debe ser ecuánime y concreto en sus críticas al gobierno, de otro modo cae en populismos baratos, no ayuda a educar ni a formar una opinión centrada. Una prensa contrera, como ABC color, solo estorba y crea un ambiente adverso en la ciudadanía; tampoco la prensa aliada es buena, pues solo ayuda a dejar en ridículo al gobierno, a su labor, incluso al país.
Todavía vivimos en un oscurantismo profundo, políticamente hablando; la prensa es la gran culpable, junto a las productoras de programas televisivos, de todo este desbarajuste cívico. Falta aglutinar a la prensa ALTERATIVA para tener un canal más adecuado para los debates públicos. Lo que pasa es que no sabemos trabajar unidos, cada uno quiere llevarse los laureles y nadie quiere dejar que el otro brille, aunque más no sea con un trabajo suyo. Todavía no hemos aprendido que no importa quién es el padre del proyecto y sí su resultado.
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