Nuestro querido Paraguay sufre, actualmente, cambios en todos los sentidos. La caída de la hegemonía seudo colorada trajo consigo cambios en la mentalidad de la gente, lamentablemente seguimos con ciertos vicios que deberíamos erradicar urgentemente.
Por ejemplo, y no es que sea contra el deporte, nuestros compatriotas saben mucho de fútbol pero muy poco de política y ahí está lo malo. Los futbolistas nos dan diversión, pero no administran los bienes de nuestro país. Para saber elegir hay que saber quiénes son los candidatos, conocer su pasado político y personal, su antecedente, en síntesis, su currículo completo.
Quién no quiera entender que la política es la que administra nuestros impuestos, diseña el futuro del país y, por ende, extremamente importante saber de su funcionamiento.
Conocer las corrientes políticas actuales, su evolución, sus personajes más destacados (los buenos y los malos), opinar sobre todo lo que atañe a la administración pública y buscar referencias históricas de lo que acontece en el mundo y su correlación con cada uno de nosotros.
En este análisis, en esta búsqueda de referencias no podemos dejar escapar a las corrientes religiosas, habida cuenta de que alguna de ellas ha marcado pautas en gobiernos de distintos países.
Lastimosamente nosotros nos perdemos en chismes, en cuentos hechos por entidades interesadas con altos intereses creados que escapan a nuestro conocimiento porque no leemos la diversidad de informaciones, nos aferramos a una y con ella ya nos creemos los dueños de la verdad.
No nos interesa VER que hay una prensa DIRIGIDA por las grandes corporaciones políticas y comerciales en el mundo. Seguimos consumiendo programas enlatados vacios de contenido y cuya única función es la de desviar nuestra atención de los verdaderos hechos que dirigen el mundo político y comercial de cada país.
Resumen, con miras a las próximas elecciones, urge cambiar el argumento de nuestras rondas de tereré y conversaciones. Sin dejar de lado el deporte, hablar más de cada político que ocupa cargos en el gobierno nacional, departamental y distrital, conocer a los líderes y votarlos de acuerdo a sus méritos, sin tener en cuenta banderías, ni personalismos fútiles.
A pensar en la posibilidad de saber cada paso de nuestros políticos, como conocemos a los jugadores de fútbol.
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