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lunes, 10 de enero de 2011

¿Qué es la religión?


Henrique Canary

De San Pablo (SP)

Mateus es un obrero metalúrgico en Criciúma, Santa Catarina. Hace ya algún tiempo él opera con facilidad un torno CNC (Comandos Numéricos Computarizados) de última generación, pero no tiene aun diploma. El está estudiando. Cuando conversamos, el habla de la composición química de los metales, de sus características físicas, de cómo cada uno de ellos se comporta frente a la poderosa maquina que los desgasta sin piedad, transformándolos en objetos útiles. Mateus es adventista y, por tanto, no cree en la teoría de la evolución de las especies o que la Tierra tenga 4.500 millones de años. Mateus también es militante del PSTU[1], uno de los más serios y dedicados.

Una vez otro obrero, luterano practicante, preguntó a Mateus por qué una persona religiosa como él militaba en un partido que predica la revolución socialista y que, además de eso, está casi lleno de ateos. Mateus demoró en responder, probablemente pensando en todos los puntos del programa del PSTU que van en contra de sus convicciones religiosas. El militante quería convencer a su colega, pero no deseaba mentir o esconder sus angustias. Su respuesta fue la mas simple y la mas profunda que se podría dar: “porque yo no puedo estar al lado del opresor”.

¿Habrá contradicción entre operar una maquina moderna y renegar de la teoría de Darwin? ¿Entre practicar una religión y odiar al patrón como enemigo mortal? Puede ser. Pero ¿Quién puede juzgar eso? Mateus tiene innumerables creencias, mas el no cree que la miseria sea voluntad de Dios, ni que solo su fe lo protegerá de los accidentes de trabajo. Por eso, el milita en un partido revolucionario y toma todos los cuidados al operar el torno. O sea, en aquello que es lo más importante, Mateus tiene una visión científica de la realidad. Eso le basta. Para el, la religión es parte de otra esfera, es un asunto privado, de fuero intimo, que no se mezcla con el trabajo, con la militancia o la amistad. La comprensión del PSTU sobre la religión es la misma que la de Mateus: mucho más importante que dividir a los obreros y obreras en base a la religión o la falta de ella, es unirlos en la lucha común contra el capitalismo.

El origen de la religión

El ser humano primitivo era cazador. Hace aproximadamente 40 mil años, era costumbre cazar en grupos durante el día y descansar junto a la hoguera de noche. Cuando miraban hacia el cielo nocturno, nuestros ancestros percibían puntos de luz parecidos a los de sus hogueras, solo que muy altos. Eran las estrellas, mas nadie sabía eso. Comenzaron a imaginar que el cielo era una especie de “otro andar” del mundo, habitado también por cazadores, solo que mucho mas poderosos que ellos porque sus hogueras quedaban suspendidas en el aire.

En seguida, percibieron también que algunos puntos de luz en el cielo, si se unían, formaban diseños específicos: un oso, un pájaro, una lanza etc., siempre imágenes ligadas a la cacería. Eran las constelaciones, pero nadie sabía eso también. Soñolientos y hambrientos, confundidos y curiosos, nuestros antepasados comenzaron a imaginar que esos cazadores celestiales gobernaban el mundo aquí abajo. Se no fuese así ¿por qué habría escenas de cacerías diseñadas en el cielo? ¡No podía ser coincidencia! Concluyeron que era preciso agradar a esos seres para que la caza aquí abajo sea bien frecuente y abundante. Surgían así los primeros rituales, siempre con un mismo objetivo práctico: dar a la tribu caza, pesca y colecta abundantes. La religión tiene su origen, por tanto, no en la revelación divina, sino en la actividad social de los propios seres humanos, en el miedo y en la admiración que sentían delante de fenómenos que ellos no entendían.

Solo muy recientemente, hace cerca de 5 mil años, la caza y la colecta fueron substituidas por la cría de animales y la agricultura. La familia, antes dirigida por la mujer, paso a ser comandada por el hombre. La autoridad paterna se volvió ley. La consecuencia de eso en el ámbito religioso es que los cultos paganos comenzaron a dar lugar a la idea de un único Dios Padre Todopoderoso. Una vez mas, el ser humano proyectaba en los cielos lo que el mismo hacia en la tierra. La historia de cualquier religión es la repetición de ese esquema básico.

Religión y Moral

El termino religión viene del latín religio, que significa “religar” Religión es el conjuntos de creencias, ritos y concepciones que buscan restablecer los lazos entre el mundo terrenal y el mundo celestial.

La religión presupone un conjunto de reglas, padrones de comportamiento y posicionamientos morales que deben ser observados para que el individuo se mantenga ligado a Dios. Por eso, hoy es normal que toda religión se posicione sobre cuestiones como el aborto, la homosexualidad y el adulterio. Pero, en verdad, no siempre fue así….

Una misma religión se transforma a lo largo del tiempo. En el cristianismo, por ejemplo, los ritos y preceptos morales de hoy no son iguales a los del pasado. Por ser perseguidos en el Imperio Romano, los primeros cristianos formaban una comunidad cohesionada y clandestina, realizando sus cultos en las catacumbas de Roma, escondidos de todo y de todos. Para integrar esa comunidad, era preciso un gran sacrificio, no solo porque la religión era perseguida, sino porque aquél que desease ser miembro del grupo debía entregar y dividir todos sus bienes con el.

Así, las primeras comunidades cristianas eran comunistas en su vivencia. La propia Biblia, en los Actos de los Apóstoles, libro que describe la vida de los cristianos en los primeros años después de la muerte de Jesús, relata: “No había, pues, entre ellos necesitados alguno porque todos los que poseían tierras o casas, las vendían, y traían el precio de lo que fuera vendido, y lo depositaban a los pies de los apóstoles. Y se repartía a cada uno, según las necesidades que uno tenía” (Actos 4: 34 e 35).

Los primeros cristianos eran extremadamente libres en su comportamiento moral. Hasta incluso las familias eran disueltas en las comunidades, debido a la convivencia en grandes grupos cerrados. Prevalecía el cuidado colectivo de los hijos y los quehaceres domésticos. Durante los cultos, las mujeres ejercían un papel tan importante como el de los hombres y podían dirigir cualquier ceremonia. No se controlaba la vida de nadie, a no ser que el interés colectivo fuese afectado. Vivian y oraban juntos. Punto.

¡Cuanta diferencia entre la conducta de esos primeros cristianos y lo que predica hoy la organización conducida por Benedicto XVI ¡ La Iglesia Católica tiene cerca de 1.200 millones de fieles en el mundo, posee un Estado propio, el Vaticano, con fuerzas armadas, servicios de inteligencia, pasaportes y, claro, un banco, el Banco del Vaticano. Las iglesias transfieren dinero al Vaticano por medio del llamado “Óbolo de San Pedro”, una especie de línea directa bancaria, libre de impuestos, que liga la Santa Sede a las comunidades eclesiales. Como si no bastase, los padres y obispos católicos son frecuentemente acusados de abuso sexual contra jóvenes y niños en distintas partes del mundo, al mismo tiempo que el Papa condena los preservativos y la píldora anticonceptiva.

Infelizmente, las iglesias protestantes, evangélicas y neopentecostales se diferencian de la Iglesia Católica solo en el tamaño de los escándalos. En esencia, son iguales.

Con rarísimas excepciones, padres y pastores de todas las iglesias se comportan como mercaderes en el templo, como los nuevos adoradores del Becerro de Oro. Los trabajadores que buscan consuelo y sostén espiritual en la religión tendrán más éxito si rechazasen a estos intermediarios.

La visión religiosa del mundo

El cristianismo, confesión predominante en nuestro país, es mucho más que una religión. Es también una visión del mundo. Eso significa que busca explicar absolutamente todos los fenómenos del universo: la Tierra, el Sol, el ser humano, la sociedad, la historia, la propia religión etc. El cristianismo es, por tanto, un sistema filosófico completo.

Para el cristianismo, el universo es estático, con una jerarquía que jamás puede ser cambiada. En la cima está el ser supremo, Dios Todopoderoso. Muy abajo está el ser humano. Todo lo que ocurre es deseo de Dios. Al ser humano queda reservado el papel de instrumento de la voluntad divina: “Porque Dios es el que opera en ti tanto el querer como el efectuar, según su voluntad” (Filipenses 2:13). El ser humano, según el cristianismo, no tiene, de hecho, ningún albedrío, mucho menos libre.

Esta visión jerárquica del mundo lleva a la pasividad y a la aceptación del orden social existente porque todo se justifica en la voluntad del Creador. No son pocos los pasajes bíblicos en que se consagra la obediencia y el servilismo: “Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no sólo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor” (Colosenses 3:22). O entonces: “El siervo que conoce la voluntad de su señor, y no se prepara para cumplirla, recibirá muchos golpes” (Lucas 12:47). Y aun: “Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones” (Tito 2:9). Con esa base filosófica, no es de extrañar que la Iglesia Católica jamás se haya pronunciado contra la esclavitud.

El mito de la inferioridad de la mujer

Para el cristianismo, la mujer es un subproducto del hombre: “De hecho, el hombre no procede de la mujer sino la mujer del hombre” (1 Corintios 11:8). Además de eso, fue creada con el único objetivo de hacer compañía al hombre, ser su “ayudante” (Génesis 2: 18 y 20). Para empeorar, engañada por la serpiente, la mujer acabó siendo la responsable por la introducción del pecado en el mundo. El precio pagado no fue bajo: “A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará.» (Génesis 3:16).

Mas adelante, la Biblia establece con detalles el papel de la mujer en la sociedad: “No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre él; debe mantenerse en silencio” (1 Timoteo 2:12). O “Así como la iglesia se somete a Cristo, también las esposas deben someterse a sus esposos en todo” (Efesios 5:24). ¿Cuál es la diferencia entre esos pasajes y las normas de comportamiento femenino recomendadas por el tan criticado Corán? Ninguna.

Socialismo y religión

La doctrina socialista no combate la fe, pero si la visión religiosa del mundo, lo que es muy diferente. Los socialistas rechazan la idea de un destino pre-establecido y de una jerarquía entre las personas y los sexos. Creen que los hombres y mujeres son iguales y que ambos, juntos, hacen su propia historia. El socialismo, es también, al contrario de lo que se intenta hacer creer, una doctrina profundamente moral: en ella, los principios de la igualdad, de la solidaridad y de la libertad ocupan un lugar central. Si esos hombres y mujeres, altivos y libres, conscientes y solidarios, tienen en sus corazones dioses, santos, profetas u Orishas, para los socialistas eso no hace la menor diferencia.

Es la propia Biblia la que enseña: “El rico se las da de sabio; el pobre pero inteligente lo desenmascara” (Proverbios 28:11). No esperan a aquellos que viven de la pobreza y de la desesperación de otros. La revolución socialista dará a los pobres el pan y la paz hace milenios prometidos por las religiones y promoverá la completa separación entre el Estado y las iglesias. Al mismo tiempo, la libertad de culto será proclamada como una ley inviolable. Así, el gobierno socialista disolverá lentamente las bases sobre las cuales se asientan las iglesias: por un lado, la miseria material y espiritual de la población y, por otro, el financiamiento, directo o indirecto, por parte del Estado. El ser humano será ser humano y no más rebaño.

El socialismo será el renacimiento del comunismo de los antiguos cristianos perseguidos en un nivel muy superior, pues será un compartir universal. En la lucha por una existencia digna en esta vida, todo religiosos honesto debe escoger: estar al lado del rico opresor o con sus hermanos trabajadores.

[1] Partido Socialista de los Trabajadores Unificado, sección brasileña de la LIT-CI, de la cual el PT hace parte.


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