El Brasil se transformó, desde 2007, en el mayor consumidor mundial de venenos agrícolas. Y en la última zafra las empresas productoras vendieron nada menos que UN BILLON de litros de venenos agrícolas. Esto representa una media anual de 6 litros por persona o 150 litros por hectárea cultivada. Una vergüenza. Un indicador incomparable con la situación de ningún otro país o agricultura.
Por João Pedro Stédile*
Hay un oligopolio de producción por parte de algunas empresas tradicionales que controlan toda la producción y estimulan su uso, como la Bayer, la Basf, Sygenta, Monsanto, Du Pont, Shell Química, etc.
El Brasil posee la tercera mayor flota mundial de aviones de pulverización agrícola. Solo este año fueron entrenados716 nuevos pilotos. Y la pulverización aérea es la más contaminadora y comprometedora para toda la población.
Hay diversos productos que están siendo usados en el Brasil que ya están prohibidos en los países de sus matrices. La ANVISA (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria) consiguió prohibir el uso de un determinado veneno agrícola. Pero las empresas ganaron en el “neutral poder judicial” brasilero, que autorizó a retirada durante un plazo de tres años… y… ¿Quién será el responsable por las consecuencias del uso (de esos venenos) durante esos tres años? En mi opinión es ese Juez irresponsable que autorizó en verdad a las empresas “a desovar” (vaciar) sus depósitos.
Los patrones del agro negocio usan y abusan de los venenos, como única forma que tienen de mantenersu matriz en la base del monocultivo y sin usar mano de obra. Uno de los venenos más usados es el secante, que es aplicado en el final de la zafra para matar las propias plantas y así poder cosechar con las máquinas en un mismo periodo. Pues bien, ese mismo secante va a la atmósfera y luego retorna con la lluvia, alcanzando “democráticamente” a toda la población, inclusive a las ciudades vecinas.
El Dr. Vanderley Pignati de la Universidad Federal de Mato Grosso tiene varias investigaciones comprobando el aumento del aborto, y otras consecuencias en la población que vive en el ambiente dominado por los venenos de la soja.
Varios investigadores del Instituto Nacional del Cáncer y de la Universidad Federal de Ceará ya comprobaron el aumento del cáncer, en la población brasileña, consecuencia del uso de agrotóxicos.
La ANVISA, - responsable por la vigilancia sanitaria en nuestro país -, detectó y destruyó más de 500 mil litros de venenos adulterados, solamente ese año, producido por grandes empresas transnacionales. O sea, aparte de aumentar el uso del veneno, ellos falsificaban la fórmula autorizada, para dejar el veneno más potente, y así el agricultor ilusionarse aún más.
El Dr. Nascimento Sakano, consultor de salud, de la renombrada Revista CARAS, escribió en su columna, que anualmente ocurren alrededor de 20 mil casos de cáncer de estómago en el Brasil, la mayoría a consecuencia de los alimentos contaminados y, de éstos, 12 mil acaban en muertes.
Todo eso viene ocurriendo todos los días. Y nadie dice nada. Talvéz por la complicidad que existe entre las grandes empresas y el monopolio de los medios de comunicación. Al contrario, la propaganda sistemática de las empresas fabricantes, que tienen lucros astronómicos, es de que “es imposible producir sin veneno”. Una gran mentira. La humanidad se reprodujo, a lo largo de 10 millones de años, sin usar venenos. Estamos usando veneno, apenas después de la segunda guerra mundial para acá, como una adecuación de las fábricas de bombas químicas ahora, para matar los vegetales y animales. Así, el poder de la Monsanto comenzó fabricando o Napalm y el agente naranja, usado largamente en Vietnam. E ahora sus fábricas producen o glifosato, que mata hierbas, pequeños animales, contamina las aguas y va a parar en su estómago.
Esperamos que en la próxima legislatura, con parlamentarios más progresistas y con el nuevo gobierno, en los Estados a nivel Federal, consigamos presión social suficiente, para prohibir ciertos venenos, prohibir el uso de la aviación agrícola, prohibir cualquier propaganda de veneno y responsabilizar a las empresas por todas las consecuencias en el medio ambiente y la salud de la población.
* João Pedro Stédile es economista, integrante de la Coordinación Nacional do MST (Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra) y de La Vía Campesina Brasil. (Todos los derechos reservados del autor)
Traducido por: Enrique Ramón Galeano
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