La actitud de nuestros parlamentarios me hace acordar de mi infancia. Por ejemplo recuerdo que en la escuela cuando la maestra nos decía que íbamos a tener aula de aritmética, yo inventaba cualquier travesura, así la profesora se pasaba sermoneándonos, hasta que llegaba la hora de salir. Claro que la materia que quedaba pendiente debíamos estudiar en algún momento, solo la estábamos retrasando. Hoy me arrepiento de haber perdido tanto tiempo y haberle hecho perder tiempo a la profesora con mis travesuras. Me hubiera sido tan útil aprender más, estudiar más.
Estos parlamentarios hacen lo mismo, cuando hay algún tema que no entienden, o en el que no han conseguido algún “beneficio” personal, sencillamente alborotan, van al baño, dejan la sesión sin quórum, en fin, cualquier cosa con tal de no hacer nada y dejar para atrás las tareas de Estado que deberían ser prioridad, pues es por lo que se les paga y mucho más de lo que merecen. Estos barullos también sirven para “acallar” sus propias metidas de pata, confundir a la población y seguir siendo protagonistas en los medios de comunicación, cuanto más disparates dicen o hacen más aparecen en los medios, los que trabajan bien no aparecen porque sus “hechos” no son “noticia”, la gente solo quiere saber lo “malo”.
Es lamentable.
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