La mafia tiembla!!!

Foto extraida del blog de Andrés Colmán Gutierrez

Ataques a policías que hacen guardias en lugares estratégicos, todo para hacer barullo, meter miedo, secuestrar jefes policiales, hacer que haya denuncias y contradenuncias entre jefes policiales.

La mafia esta temblando, está viendo sus intereses corriendo riesgo de perder terreno y lucro, para peor algunos “jefes policiales impolutos” corren el riesgo de ser descubiertos en sus tramoyas y aparecer como que no eran tan santos como aparentaban.

Ser jefe de una comisaria en algún poblado estratégico, Concepción, Amambay, San Pedro y Canindeyú, significa siempre dinero extra, mas allá del triple del salario que percibiría normalmente, acuerdo con rolleros, traficantes de toda laya, (ganado, droga o armas) mejor aún si por ahí aparece alguien buscado al que se le puede avisar cuando hay redadas, los buscados rinden más estando fuera que dentro de la cárcel. Se les puede brindar “blindaje” policial que es muy bien pagado, se les puede liberar algún capanga, dar tiempo para que escape luego de matar a alguien, poner que aquel crimen fue “ajuste de cuentas” o “cometidas por desconocidos”. Toda vez que la prensa pregunta algo sobre el caso siempre hay dos respuestas en la punta de la lengua: El caso ya está en manos de la fiscalía, la fiscalía responde que el informe policial no aporta mayores datos del crimen, el caso debe ser archivado y el acusado liberado o entonces todavía estamos siguiendo las investigaciones, esas son las frases claves que dan impunidad a los delincuentes de estas zonas.

A esta altura del artículo es bueno hacer una salvedad, no TODOS los policías son corruptos, lo malo es que los medianamente honestos nunca van a esos lugares claves y si van no se quedan por mucho tiempo. Ese es el mayor problema.

Otro grave problema es que la justicia también es falla, abogados que usan mil artimañas, jueces o fiscales que se dejan sobornar fácilmente dejan siempre la puerta abierta para que el delincuente recupere su libertad en tiempo récord haciendo que el policía que se arriesgó en detenerlo se sienta defraudado y ya no tenga mucha motivación para actuar honradamente, es mejor sacar alguna tajada de la situación y no correr peligro.