La implicancia de los jóvenes en la vida de su ciudad y su participación en la política, especialmente en los actos cívicos electorales, es siempre asunto de debate en el ámbito socio político. La preocupación mayor es saber en qué nivel actúa en la vida de los jóvenes el hecho de estar “comprometido” en las instituciones políticas, sea de manera directa o indirecta, en su calidad de vida y la influencia que pueden tener sobre el accionar de estas instituciones. ¿Qué es lo que los jóvenes esperan de la política? Esta pregunta está directamente ligada al fortalecimiento de la democracia. Las interrogantes que levanta se inscriben igualmente en la problemática más amplia de la sucesión de las generaciones, tanto de la transmisión como de la transformación de los valores y de las destrezas.
En un periodo de profundas mutaciones sociales, dentro de todos los dominios de la socialización de los individuos, particularmente los que articulan el tiempo de la formación y la “experiencia en el mundo laboral” los caminos de esta “transmisión" (de ideas) se tornan más compleja. La manera de cómo se transmiten la cultura política común a las diferentes generaciones, son siempre puestas a prueba, sea mirando la reacción de los jóvenes ante acontecimientos diferentes políticamente correctas o incorrectas o poniéndolas en debate.
Los jóvenes tienen frente a sí varias fuentes de información, sean hechos fijos, como las noticias políticas, discursos de los políticos en ejercicio de poder, o en vías de asumir el poder, así como la interacción con el “submundo del poder”
En cuanto a la desidia de los jóvenes frente a la práctica y el aprendizado de la política ¿A quién debemos culpar? ¿A los jóvenes porque no buscan adentrarse en la responsabilidad de asumir cargos, aunque más no sean en asociaciones barriales? ¿ O a los adultos que siempre ponen como excusa que los jóvenes “no quieren asumir responsabilidades” y por eso directamente ya les niega la oportunidad?
La vieja generación siempre acapara los cargos más delicados sin pensar que los jóvenes pueden aportar mucho de sí si se les da la oportunidad. Cómo saber si los jóvenes son o no son capaces si no les damos una oportunidad. La vieja escuela política necesita de sangre nueva, de mentes nuevas o, como diría Joselo Schuapp, “Mentes Nuevas, nuevamente”
Aceptar la llegada de la edad, dar un paso al costado, para que nuevas generaciones tomen la posta en los partidos tradicionales de nuestro país es urgentemente necesaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario