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miércoles, 6 de marzo de 2013

A propósito de la muerte de Chávez y las manzanas que se caen


de Paola Ferraro

Murió Chávez, murió Oviedo, se declara juicio político a Lugo, ¿qué pasa en Curuguaty?… y la sarta de fantasmas escondidos en la caja de Pandora de la sociedad paraguaya no duda en dispararse. Los que se jactan de una pseudo neutralidad, caen en la trampa y la contradicción de un discurso inmovilista, que en realidad busca consagrar su postura como la única normal, la única racional, coherente y hasta “natural”.
El que se pronuncia “respecto a”, es el fanático, el ideologizado. El que ningunea y evita posturas frontales, es el objetivo, el que ve “lo bueno y lo malo de”. Nada más alejado de la verdad.  Y sólo la muerte de referentes o las situaciones políticas extremas tumban los espejismos de analistas que se jactan de impolutos y vírgenes de ideología, pero que a la hora de la verdad, cuando se les toca su fibra más sensible, despliegan su artillería ideológica al dos por tres.

Los que no tememos a la palabra ideología, o al menos intentamos aceptar que si tenemos postura, sonreímos complacientes. Las máscaras y los discursos se caen, como la manzana en la cabeza de Newton, cuando la coyuntura fuerza al individuo común a tomar postura por algo y contra algo.

Lo “natural” pierde su carácter incuestionable y entra a disputar, de hecho, se ve bajo amenaza.

Los periodistas intocables, montados sobre las estructuras todopoderosas que son los medios modernos de comunicación, se rasgan las vestiduras, al ver amenazados sus intereses y/o el de sus empresas de la información (verdadera identidad de los mal llamados medios). Aterrados, no les queda otra que defender su puchero a capa y espada, extender sus ideas y canonizar a las mismas como verdad absoluta. Un micrófono, un teclado o una cámara pasan así a ser el medio que extiende el mensaje. La verdad se oye así en las radios, se ve en la tele o se lee en los periódicos. Y es incuestionable. Es incuestionable porque es “objetiva” y por ende, “neutral”. Es neutral porque los periodistas “son siempre gente desapasionada que oye todas las campanas del problema”.

Los profesores intocables enseñan su verdad a través de libros de texto y ensayos de autores”objetivos”. Los alumnos que discuten, serán siempre los ideologizados, los que “deben informarse más”, “los mediocres”, los fanáticos. Los profesores son objetivos porque son académicos, intelectuales. Y los intelectuales, por ser intelectuales, son siempre neutrales”.

El que discute de política en el almuerzo familiar e irrumpe en el “consenso tácito de la familia”, será el “fundamentalista” (como me encanta este adjetivo calificativo, que busca y logra descalificar). El que tome postura todo el tiempo, será siempre un problema.

¿A partir de qué momento las palabras “objetividad” y “neutralidad” pasaron a ser sinónimos, y/o a describir situaciones de extrema hipocresía?

Y estos discursos, bien dirigidos, bien intencionados, nos invaden todos los días. Nos acostumbramos a ellos. Convivimos, como a una suerte de concubinato estándar. Hasta que algo pasa y la calma se vuelve tormenta. Y súbitamente, hasta el más taciturno se politiza.

Hoy, la muerte de Chávez le hizo hablar a muchos (en otros tiempos, el panorama internacional no daba tanto de que hablar). Le hizo hablar a esos que normalmente guardan silencio, capaz por respeto, capaz por miedo, capaz por fingir que nunca tienen postura, los que son ingenuamente  inocentes o perversamente inocentes. Mostraron así su lado político, lado al que temen o buscan rehuir. Así también la muerte de Oveido, así también el golpe (si, para mí el 22 de junio fue un golpe, y de eso alguna vez hablaré en otro artículo y otras líneas), así también la masacre de Curuguaty y la asquerosa parcialidad de la justicia paraguaya… y tantas otras cosas y casos que evidenciaron (y lo seguirán haciendo) la división de una sociedad que todavía cree en el mito de una unidad compacta en sus desigualdades extremas y en un aislamiento de la situación internacional, el cual por suerte ya no existe. Todos alguna vez hablamos. Y alguna vez confrontamos.

La  gua´u neutralidad caerá siempre por su propio peso. Cómo las manzanas de Newton.
Paola Ferraro
http://ladron-que-roba-a-ladron.blogspot.com

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