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jueves, 5 de enero de 2012

“A los indígenas no hay que comprarles tierras, hay que devolverles tierra”


  • “A los  los hemos maltratado mucho y hemos hecho imposible su modo de vida. Y al hacerla imposible a los , es a los paraguayos que nos hacemos la vida imposible también”.
  • “No creamos que los indígenas son solo una parte de la nación. Ellos son precisamente el caracú del Paraguay y lo que pasa con ellos nos va a pasar a todos.”
  • “La colonización de América no ha terminado, no hay ninguna diferencia entre los encomenderos y los latifundistas de hoy, aunque los latifundistas tienen menos vergüenza en la cara.”
Manifestantes que se oponen al enrejamiento de la plaza Uruguaya. Foto gentileza de Ale Gómez.
Fuente: Comunicación-CEPAG
Bartomeu Meliá, sacerdote jesuita, antropólogo y profundo conocedor de la problemática indígena del Paraguay, habló por la 1300 AM, Radio Fe y Alegría; dio su perspectiva sobre la aprobación del enrejado de la Plaza Uruguaya. “El problema de los indígenas en la Plaza Uruguaya no es un problema indígena, es un problema paraguayo”, opina.
El avispero está movido en la Plaza Uruguaya lo cual es una manera de hacer ver el problema gravísimo y que no está ahí ni está en estos indígenas, según el antropólogo. La polémica que genera la queja de mucha gente que da argumentos como el mal olor, la suciedad y la imposibilidad de visitar el espacio público, y que suma determinado apoyo para el enrejado de la plaza, es quedarse en la superficie, muy en la superficie del problema real.
Cuando Melià sostiene que a los indígenas no hay que comprarles tierras sino que devolvérselas, entra en terreno escabroso pues, por una parte, en cuanto a la compra, son paraguayos quienes están detrás de eso, queriendo lucrar con la venta de esas 7 mil hectáreas, “por un costo exorbitante cuando son incluso tierras de estero, que en gran parte no sirven. Entonces, esto es lucrar a costa de los indígenas pues encima hay comisiones sobre estas tierras”, afirma.
“Además, va contra cualquier sentido común comprar tierras para poner a pueblos diferentes que a las 3 semanas estarán otra vez peleados entre sí”, esto lo afirma Melià en alusión a las pocas luces que tienen autoridades y gente común sobre el trato que se debe dar a la problemática indígena. Viendo esto, él cree que no se puede abusar del dinero de la nación para satisfacer a negociados que se están tramando.
En conclusión, en esta situación de pobreza, de miseria, de desconcierto, de desintegración de las comunidades, está esa masa flotante que es aprovechada por los políticos. Lo de la Plaza Uruguaya, repite y enfatiza, no es problema de los indígenas, es problema de políticos paraguayos.
¿Quién está detrás de esta usurpación? el agronegocio y la ganadería
Seguido del problema de la compra de tierras, se mete a escarbar – ni siquiera tan profundo, aunque podría hacerlo para peor imagen de los avasalladores- en la historia del despojo.
El gran problema de las tierras del Paraguay es la concentración y esto hay que examinar con mucho criterio, opina, ya que es cuestión de abogados, pero de aquellos que sean capaces de salirse del esquema “paraguayo” de lo que es el territorio indígena. “O sea, la usurpación de tierras en el Paraguay es un fenómeno de los últimos 25 años más o menos”.
Melià no anda con vueltas a menos que sea para reforzar verdades. En este caso usa como arma una pregunta retórica  “¿Quién está detrás de esta usurpación?” Y la bala sale disparada. “Todos lo sabemos, es el agronegocio y la ganadería”.  Con el gravamen de que esto está hecho por extranjeros con los cuales colaboran los mismos nacionales, dice.
Tierras malhabidas: continúa el despojo
Pone de ejemplo algo ocurrido en el año 76. Cuando Itaipú se estaba construyendo, recuerda que le encargaron elaborar un documento que recogiera una visión general de cómo estaba el problema. Entidades internacionales habían exigido que las tierras que habrían de ser inundadas, fueran devueltas en las mismas o mejores condiciones a los indígenas ¿qué ocurrió? “Esas lacras de la dictadura”, recuerda y se indigna. Muchas de esas tierras fueron adjudicadas a militares y amigos del gobierno de aquel tiempo. “Estas tierras después se han  vendido y revendido una y otra vez para ir a parar ahora a los colonos brasileros”.
A cada paso que damos hay un fallo de carácter sobre todo jurídico y detrás de él un fallo de carácter legislativo. Entonces, es ahí donde está la gran confusión: los jueces, la Corte Suprema… no quieren tocar el tema.
Hay una ley que dice que sólo en caso de que no se pueda devolver, se comprarán tierras y sin embargo se han comprado habitualmente.
“Estamos de delito en delito, que nos envuelve a todos. En una confusión que uno ya no sabe por dónde ir. Sistemáticamente hay que dar pasos, aunque sean pequeños, para aclarar estas situaciones: ¿quién vendió las tierras? ¿De quiénes eran esas tierras? ¿Tierras malhabidas?, etc.  El abogado, cuando le presentan un título de tierras, asume que es el dueño y ni siquiera se pregunta si son malhabidas, ni de dónde vienen, ni cómo se formó…” Tenemos una sociedad de profesionales muy débiles para estas cosas, opina.
“Dejen a los indígenas en paz”
Bartomeu Melià – quien parece que de tanto repetirlo se cansó de aclarar que su nombre no es “Bartolomé”-  se pregunta cuándo la Corte Suprema entenderá que lo que se usurpó a los indígenas fue un verdadero robo. Revisa la línea del tiempo y se queda en un punto. Esto viene de “los tiempos de Carlos Antonio López, agravado después de la guerra del 70”.
La Constitución Nacional es contundente al respecto y nos lo recuerda el karai Melià, pues dice que estas sociedades indígenas son anteriores a la constitución del Estado paraguayo. Y agrega que “Destruyen un pueblo, destruyen su organización interna… Por favor, déjenles en paz.”

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