Aprovecho la Semana Santa para reflexionar lo siguiente:
En el Paraguay, con una Justicia manipulada, con Ministros de la Corte nombrados por cuotas políticas y con inamovilidad; una policía viciada por la corrupción; una sociedad acostumbrada a ser chupamedias para conseguir un derecho adquirido y esquivar obligaciones (impuestos, filas en las gestiones u obviar ciertos trámites oficiales mediante pago de coimas o por amiguismo); un parlamento plagado de analfabetos funcionales y politiqueros oportunistas; un sistema educativo fallo, con docentes probadamente incapaces (no todos, gracias a Dios), siempre se inmunizaran a los Barrabases y se condenaran a todos cuanto Jesús aparezcan.
Una sociedad acostumbrada y educada a métodos de chupamedismo, “pyragüereato”, con tal de escalar posiciones, acostumbrada a “vender” su voto por dos monedas traicionando a su propio civismo, perjudicando su futuro, así como la de todos los miembros de la sociedad, y cavándose él mismo su propia tumba cívica.
Una sociedad que sigue auto amordazándose y deja impunes a los que delinquen, porque no se animan a escracharlos. Una sociedad que solo hace “coro” a lo que la “masa” dice, haciendo hurras y vítores. Esa sociedad jamás tendrá el coraje de cambiar las cosas, a pesar de que haya una minoría pensante. El poder de la manipulación está en manos de los corruptos, los cargos, el poder represivo y la prensa está en manos de los “poderosos de turno”, entonces no hay “coraje para enfrentarlos”.
En esta Semana Santa es bueno que asumamos nuestra propia culpa como sociedad; como detentores del poder de cambiar; asumamos nuestro miedo a los cambios.
Quiero avisar a quienes cometemos estos errores de no asumir nuestras culpas seguiremos pagando caro nuestro error, pues el castigo ya esta anexado al hecho en sí, lo lamentable es que ese castigo no lo pagaremos solo quienes hemos TODA la sociedad, cuya minoría no tiene la culpa.
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