En mis noches de insomnios me pregunto ¿Por qué yo? ¿Cuál es la razón por la que me encuentro en esta senda de tantas curvas? ¿Acaso equivoqué el camino al elegir la que iba recta y no la que se me cruzaba?
Yo tan solo no quise que la gente pasara por tonta, solo no quería que la gente de aquel pequeño poblado siguiera subyugado por el capricho de unos cuantos que se enriquecen de la noche a la mañana, a costa de la ignorancia y la pobreza de los más desprotegidos.
Hoy estoy aquí, en este camino del exilio, duro, difícil; lejos de mi terruño. En este camino en la que el peso del desarraigo familiar me ahoga, porque provengo de un lugar donde la FAMILIA es todo. Peor aún para mí, ya que la fuerza y la garra de mi esposa siempre fueron mi rumbo y mi fortaleza. El separarme de ella y mis 4 hijos me desespera.
No es fácil trillar el sendero del exilio: Nuevas culturas, nuevas reglas, nuevas personas, nueva lengua, nueva historia. Es entrar en un mundo donde lo único que ya no es nuevo es uno mismo, pues hasta la juventud de uno de repente queda vieja (peor cuando uno ya rebasa los 50 años).
Solo me resta decir GRACIAS A ESTE MARAVILLOSO Y SOLIDARIO PAIS QUE ME ACOGIO y me dio todo.
GRACIAS FRANCIA
“El Paraguay en una Isla rodeada de tierra” Augusto Roa Bastos (Premio Cervantes)
No hay comentarios:
Publicar un comentario