Detesto y no sé porque, pero detesto.
Detesto el capitalismo que especula con las necesidades más urgentes e incentiva al consumismo inconsciente, pero al mismo tiempo quiero el capitalismo que genera empleos y hace que las personas ganen su pan de cada día. Me gusta el capitalismo que cuida de su mejor capital, el ser humano, fuente generador de productos. Los verdaderos capitalistas ponen a buen recaudo estos elementos, como el buen profesional cuida de sus “herramientas” para que le sea útil el mayor tiempo posible, así el “buen capitalista” cuida de su mano de obra invirtiendo en su salud, cuidando de su bienestar, de modo que siempre esté bien dispuesto a producir. A ese “capitalista” le aplaudo.
Detesto a los socialistas que buscan controlarlo todo, en nombre del “bienestar de todos”.
Los detesto por contradictorios y mentirosos: dicen querer la justicia y en nombre de ella cometen delitos, atropellan los derechos de terceros e incitan a la violencia; dicen querer construir un nuevo País, pero quieren destruir todo lo que encuentran a su paso. Estos, dizque, Socialistas lo quieren todo de “regalo” piden, exigen derechos pero no asumen sus obligaciones, hablan de democracia pero “ellos deciden” cuáles son las vías y las decisiones a tomar, detesto a los socialistas paternalistas que buscan arreglar la situación de “los pobres” dándoles limosnas. Se aferran a medidas populistas con acciones mediáticas, que no solucionan el problema de la pobreza, apenas los alivia de momento. Detesto a los sindicalistas que “exigen” derechos a veces imposibles de cumplir para ciertas empresas, al solo efecto de “negociar” después una solución que solo beneficia a unos pocos seudo dirigentes. Muchas de estas “luchas sindicales” han cerrado fábricas, dejando a familias enteras sin la fuente de ingresos y en el subempleo. Amo el socialismo que exige los derechos, pero prioriza las obligaciones de cada ciudadano, enseña a no robar a la empresa al cual pertenece, a dar lo mejor de sí para que la empresa progrese, porque con eso tendrá asegurada su fuente de trabajo. Amo el socialismo que enseña a devolver con creces, a la empresa, el valor del salario recibido
Por todo eso me pregunto, ¿Por qué no puede haber cordura? ¿Es imposible un casamiento entre el Capitalismo y el Socialismo? Cada uno cuidando de sus propios intereses en forma armoniosa.
Es lo que ocurre aquí en Francia, por lo que pude apreciar, aquí el trabajador tiene derechos a vacaciones, salud, salario digno y vivienda digna. Quienes siguen las reglas las tienen. Conste que es un gobierno de derecha. Es decir es el capitalista cuidando a quienes les generan el capital. No sé si me explico.
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