La corrupción es lo que empobrece

Foto arte: Enrique Galeano

Mientras los jueces y fiscales no actúen con lo que determina la Ley y lo hagan cumplir, seguirá firme el esquema de la impunidad.

Revisar los títulos de propiedad de algunas fincas rurales, fiscalizar si sus propietarios son sujetos de la reforma agraria, además de hacer cumplir a rajatabla la ley que prohíbe la tenencia de tierra por extranjeros en la franja de fronteras, no significa ninguna xenofobia, es apenas poner la casa en orden.

Revisar exhaustivamente a cada productor de soja, especialmente los grandes, donde van la producción, cómo y hacia donde los transportan es apenas proteger al pequeño productor, además de controlar el pago de los impuestos correspondientes.

Revisar si las “ESTANCIAS” en manos de extranjeros emplean, por lo menos, la cantidad exigida por ley a mano de obra paraguaya. Saber si “los animales” realmente existen y si cumplen las leyes sanitarias del País.

Registrar cada propiedad y la proporción de bosque que sobran en cada una de ellas, responsabilizar a cada propietario por esas reservas forestales, incentivarlos a cuidar el medio ambiente, mediante premios o créditos más blandos.

Poner en los diferentes puestos “claves de control” a personas bien pagadas y con una estructura familiar bien definida, estas dos cosas los vuelven menos vulnerables a ser corrompidos. Una persona con un buen currículo y un buen entorno familiar, sin aprietos financieros no tiene motivos para dejarse corromper.

Incentivar a las especializaciones, haciendo concursos de títulos, méritos y aptitudes y elegir a los mejores, sin padrinazgos de ninguna laya es otra manera de evitar la corrupción.

Nuestras riquezas van al extranjero, bajo la figura de “ganancias” de propietarios de enormes latifundios, sin dejar prácticamente nada sino las migajas. Emplean a nuestros campesinos para trabajos de deforestación, desvío de arroyos, desvíos que acaban causando la eliminación de importantes fuentes de aguas en las comunidades ribereñas, eliminan los bosques ciliares haciendo que se sequen los arroyos, en fin estas y otras fueron denuncias constantes, pero nunca se actuaron en consecuencia, sino tibiamente, sin ningún efecto real sobre los responsables.