Llega un nuevo amanecer, una nueva aurora llena de esperanzas alumbra mi querido Paraguay, un sol de ilusiones calienta el invierno de las desilusiones que duró más de 60 años.
Da la sensación que las heridas de las dictaduras y las seudo democracias comienzan a cicatrizar, gentes poderosas ya están a la puerta de la cárcel, muchos están temblando ante la posibilidad de que se vean sin los bienes malhabidos. Mucha gente espera que ya no haya tantos niños en las calles oliendo cola de zapatero, ni que tantas familias se vean resquebrajadas porque uno de sus miembros tenga que ir a otro continente en busca del sueño perdido y que al final acaben en situaciones humillantes, eso es triste.
Esperanza de que la tan ansiada reforma agraria se haga realidad y que el campo vuelva a florecer con sus rozagantes y valerosos jóvenes que tuvieron que migrar a las capitales para engrosar la lista de las villas miseria, tanto de nuestro País como la de otras latitudes.
Esperanza de que en la función pública solo entren los mejores, que los cargos sean concursados, basta de padrinazgos, que le roba oportunidad a los que realmente se esforzaron.
Sin embargo debo decir que no debemos pedir milagros, por mas obispo sea nuestro Presidente, no pidamos nada de lo que nosotros en el conjunto no hayamos puesto de nuestra parte para que se haga realidad. Hagamos nuestra parte, cumplamos con nuestras obligaciones, hagámoslo sin mirar que el otro no lo hizo, solo así seremos un sinvergüenza a menos.
En fin recibamos al nuevo Presidente dándole la mano en señal de estar a su lado, de colaborar con él, no con el ademan de pedir migajas como mendigos, el 20 de Abril nos hemos librado de eso. De paso despidámonos de Nicanor Duarte Frutos agradeciéndole por su tilinguearía, gracias porque consiguió lo que ningún otro había conseguido jamás ¡Que nos indignáramos!, gracias a él cayo la estructura Cleptomaniaca – plutocrática – oligárquica que se ha hecho dueño del Estado para vaciarlo a su antojo durante los largos y desesperantes 60 años.
Toma la posta Lugo, estamos a tu lado; Chau Nicanor, de ser posible vete donde nadie te conozca y nosotros ya no te veamos nunca más.
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