Cansado de las insinuaciones de que ya no le tengo amor a mi familia, que no vuelvo al Paraguay porque ya me he vuelto millonario me siento a escribir este artículo.
Durante 17 meses estuve escondido en San Pablo, Brasil, con el miedo de ser descubierto a cada instante, mi temor se acentuó cuando, conversando con mi hermano, para pedirle el favor de ponerme en contacto con mi esposa, para poder sacarla de Paraguay y allí poder denunciar, ya en aquel momento, lo que había ocurrido, me dice que cambie de correo porque la mía estaba vigilada, esto pasó en Abril del 2.007. Lo que mi hermano no me había dicho en aquella oportunidad era que él había delatado mi conversación con él. Como mi hermano no volvió a hacer contacto conmigo, no tuve más personas en quien confiar la misión de ponerme en contacto con mi familia, sin arriesgar la seguridad de nadie, considerando que los periódicos de Paraguay ya habían publicado que yo había hecho contacto con mi hermano. Esa situación se arrastró, hasta que en Septiembre llega al albergue una persona buscando “por un paraguayo” y dando mi descripción con la fisonomía de la época, pero como yo estaba con barbas, más flaco y más moreno, por lo visto el hombre éste no me reconoció y yo tuve que tomar la decisión de huir del albergue y literalmente “esconderme” en una de las tantas favelas de Guarulhos, que fue donde me encontraron los periodistas con quienes llegué a un acuerdo para que pudieran ayudarme a recuperar “mi vida”, no sin antes solicitarle el más absoluto silencio sobre mi existencia hasta que mi familia esté segura, condición a la que accedieron.
Nos reunimos en la oficina del Señor Víctor Báez Mosqueira, en el centro de San Pablo, donde fueron grabadas las entrevistas, donde se acordaron las estrategias a seguir para poder salir del Brasil sin el riesgo de ser preso, por ser un migrante ilegal, entrar al Uruguay y allí entrar bajo la protección del Plenario Intersindical de Trabajadores – Central Nacional de Trabajadores (PIT –CNT) de Uruguay.
Una vez en Uruguay, el Ministerio del Interior tomó cartas en el asunto y me impusieron una guardia policial de alto nivel, me recomendaron desmontar el chip de mi celular y no entrar en contacto con nadie, excepto bajo severas medidas de seguridad, por ejemplo cada vez que debía hablar con alguien para saber algo de mi familia me llevaban a unos 70 u 80 Km de donde estaba, para que no sea ubicado el lugar de llamada y la conversación siempre estaba vigilada. Luego supe a que se debió tantas medidas de seguridad, fue porque la fiscala Camila Rojas había declarado que estaban dispuestos a buscarme donde sea a los efectos de hacerme “declarar”, además de la declaración del cónsul paraguayo en San Pablo que “pidió” saber de mi paradero, detrás de toda esas declaraciones viene la noticia de que Nicanor Duarte Frutos estaba iniciando una querella contra mí por dañar la imagen del País y la de su gobierno.
Considerando todos estos detalles el Gobierno Uruguayo buscó una alternativa más segura para mi refugio, es decir un país que no tuviera acuerdos de extradición o algo así, donde además no haya tanta presencia de paraguayos, Francia fue el único que aceptó la solicitud de refugio hecha por el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para Refugiados, con filial en Montevideo. Aclaro, no fui yo el que solicitó ni eligió el País de refugio, fue la opción más segura encontrada.
Mi vida de refugiada no es lo que muchos piensan, no tengo la libertad que quisiera, si bien tengo algunas comodidades que jamás hubiera tenido, nada de lo que me den va a compensar la falta de mi familia.
Nos reunimos en la oficina del Señor Víctor Báez Mosqueira, en el centro de San Pablo, donde fueron grabadas las entrevistas, donde se acordaron las estrategias a seguir para poder salir del Brasil sin el riesgo de ser preso, por ser un migrante ilegal, entrar al Uruguay y allí entrar bajo la protección del Plenario Intersindical de Trabajadores – Central Nacional de Trabajadores (PIT –CNT) de Uruguay.
Una vez en Uruguay, el Ministerio del Interior tomó cartas en el asunto y me impusieron una guardia policial de alto nivel, me recomendaron desmontar el chip de mi celular y no entrar en contacto con nadie, excepto bajo severas medidas de seguridad, por ejemplo cada vez que debía hablar con alguien para saber algo de mi familia me llevaban a unos 70 u 80 Km de donde estaba, para que no sea ubicado el lugar de llamada y la conversación siempre estaba vigilada. Luego supe a que se debió tantas medidas de seguridad, fue porque la fiscala Camila Rojas había declarado que estaban dispuestos a buscarme donde sea a los efectos de hacerme “declarar”, además de la declaración del cónsul paraguayo en San Pablo que “pidió” saber de mi paradero, detrás de toda esas declaraciones viene la noticia de que Nicanor Duarte Frutos estaba iniciando una querella contra mí por dañar la imagen del País y la de su gobierno.
Considerando todos estos detalles el Gobierno Uruguayo buscó una alternativa más segura para mi refugio, es decir un país que no tuviera acuerdos de extradición o algo así, donde además no haya tanta presencia de paraguayos, Francia fue el único que aceptó la solicitud de refugio hecha por el Alto Comisariado de las Naciones Unidas para Refugiados, con filial en Montevideo. Aclaro, no fui yo el que solicitó ni eligió el País de refugio, fue la opción más segura encontrada.
Mi vida de refugiada no es lo que muchos piensan, no tengo la libertad que quisiera, si bien tengo algunas comodidades que jamás hubiera tenido, nada de lo que me den va a compensar la falta de mi familia.
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