No sé porque regla de tres hasta hoy nadie ni ninguna organización no gubernamental no se ha manifestado públicamente sobre el tema de la deuda externa paraguaya devenida de la época de la dictadura.
En aquella época se han hecho varios préstamos que hasta hoy se está pagando, sin tener la más remota idea de donde fue a parar el dinero supuestamente prestado al Estado paraguayo.
Muchas riquezas mal habidas fueron fruto de la repartija de estos préstamos que nunca llegaron a sus verdaderos destinatarios, algunos fueron desviados mediante sobrevaloración de obras, otras siquiera fueron ejecutadas. Algunos proyectos fueron ideados al solo efecto de solicitar el tal préstamo.
En estos fraudes están involucradas inclusive las organizaciones campesinas, al menos sus líderes, como prueba están los tinglados diseminados a lo largo de la Ruta V entre Yby Yaú y Concepción, construidas para supuestas fábricas comunitarias de escobas, de dulces y vaya a saber cuántas otras más.
Esas deudas siguen generando intereses, intereses que significan gruesas sumas de dinero que alimentan la gran bestia de los mercados financieros internacionales alimentados por las escuálidas economías de los países pobres. En algunos casos se podría decir con justicia países EMPOBRECIDOS, países que difícilmente conseguirán despegar económicamente debido a esta criminal sangría.
Este hecho debería ser caratulado como crimen de lesa humanidad y deberían ser procesados quienes, en nombre del Estado, han firmado estos préstamos y desviado luego su uso y destino, pero también deberían ser procesados a los bancos que lo otorgaron, pues ellos solo visaron sus lucros, nunca la función social del préstamo otorgado. Por ende puede tipificarse como “Asociación Ilícita para Delinquir”.
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