Tanto la foto como el texto la publicamos aqui con el permiso de Vanessa, leímos su blog y nos pareció muy humano, sensible y especialmente esperanzador en el sentido de descubrir que aún no hemos perdido todos los buenos valores humanos. Gracias Venessa por permitirnos adherirnos a este homenaje póstumo a tu abuela.
Que importa como se llamó en vida, lo importante es saber que sigue viva en el recuerdo de sus seres queridos
Que importa como se llamó en vida, lo importante es saber que sigue viva en el recuerdo de sus seres queridos
Un rincón en el cielo, especial para vos
Si el cielo se puede personalizar, cómo sería el rinconcito de mi abuela, mamama.
Dios:
A vos que lo sabés todo, igual te quiero comentar unas cosas. No soy nadie para sugerirte nada (nada nuevo, al menos, por ende, nada en absoluto), y no estoy segura que personalices nuestros rincones en el cielo. Pero, ya que estamos...
Mamama se fue junto a vos el domingo 16 de agosto. Acá es el día del niño. Ya estaba hecha una nenota grande, medio caprichosita y terca, hablaba casi como un bebé que estaba comenzando a hablar. Así que por su día le diste un buen regalo: que ya nada le vuelva a doler, nunca más.
Te sugiero que, de desayuno, le sirvas café con leche (Nescafé nomás, nunca aguantó tener una cafetera con café recién hecho), mucho azúcar y galleta. Te va a comer todos los yogures que dejes en la heladera, así que asegurate que sean light. De almuerzo no se hace de mucho drama; solamente te va a pedir tomates, siempre. Así que fabricale unos cuantos para tener de reserva. Y dale postre, por favor. Siempre dale postre. Le pone de buenísimo humor. Durazno con leche condensada es lo máximo para ella. Aunque toda cosa azucarada que se cruce por su frente va a ponerla a ser feliz como un niño con un nuevo juguete. Te va a exigir que se le sirva la merienda (es medio mandona, no espero que eso cambie), y Chris le malacostumbró a eso. Así que dale nomás el gusto.
Su espacio tiene que tener muchas novelas, de las románticas que tanto le gustaban leer. Su anteojo nuevito (qué compra impulsiva, me salió tan caro y nunca más lo usó) lo dejó acá, porque allá ya no va a necesitarlo. Yo creo que diarios también le van a gustar leer, no te asustes si siempre está leyendo exequias. Es su manía. Lee mucho, como yo, así que dale algo para hacer.
Ponele un sillón cómodo para que nos mire, y nos espere. Y avisale que no la pusimos bajo tierra sino en su panteón, con su mamá y su hijo, para "que no se asfixie" (así nos dijo hace muchísimos años), así que no tiene derecho a venir a cumplir su amenaza de estirar nuestro dedo gordo del pie mientras dormimos.
Ponele unas cuantas orquídeas, que la van a hacer feliz. Con las nubes de lluvia que nos mandás, dejale regarlas. Si querés hacerla sonreír, hacelas florecer. En el cielo, las orquídeas siempre pueden estar florecidas.
Permitile acordarse de lo lindo. Pasó sus últimos años desfasada, y especialmente sus últimos 16 días. Debe ser muy difícil y solitario no recordar nada, y estar sumido en uno mismo y en lo inevitable. Así que dejale que recuerde, que se ría. Sobre mí, que se olvide de mi terqueza e impaciencia; que se acuerde de mis salidas verbales y de mis comidas.
Y, por sobre todo, hacele saber que le vamos a extrañar y que solo estamos tristes porque no está, pero estamos felices porque ya no le duele nada.
Si el cielo se puede personalizar, cómo sería el rinconcito de mi abuela, mamama.
Dios:
A vos que lo sabés todo, igual te quiero comentar unas cosas. No soy nadie para sugerirte nada (nada nuevo, al menos, por ende, nada en absoluto), y no estoy segura que personalices nuestros rincones en el cielo. Pero, ya que estamos...
Mamama se fue junto a vos el domingo 16 de agosto. Acá es el día del niño. Ya estaba hecha una nenota grande, medio caprichosita y terca, hablaba casi como un bebé que estaba comenzando a hablar. Así que por su día le diste un buen regalo: que ya nada le vuelva a doler, nunca más.
Te sugiero que, de desayuno, le sirvas café con leche (Nescafé nomás, nunca aguantó tener una cafetera con café recién hecho), mucho azúcar y galleta. Te va a comer todos los yogures que dejes en la heladera, así que asegurate que sean light. De almuerzo no se hace de mucho drama; solamente te va a pedir tomates, siempre. Así que fabricale unos cuantos para tener de reserva. Y dale postre, por favor. Siempre dale postre. Le pone de buenísimo humor. Durazno con leche condensada es lo máximo para ella. Aunque toda cosa azucarada que se cruce por su frente va a ponerla a ser feliz como un niño con un nuevo juguete. Te va a exigir que se le sirva la merienda (es medio mandona, no espero que eso cambie), y Chris le malacostumbró a eso. Así que dale nomás el gusto.
Su espacio tiene que tener muchas novelas, de las románticas que tanto le gustaban leer. Su anteojo nuevito (qué compra impulsiva, me salió tan caro y nunca más lo usó) lo dejó acá, porque allá ya no va a necesitarlo. Yo creo que diarios también le van a gustar leer, no te asustes si siempre está leyendo exequias. Es su manía. Lee mucho, como yo, así que dale algo para hacer.
Ponele un sillón cómodo para que nos mire, y nos espere. Y avisale que no la pusimos bajo tierra sino en su panteón, con su mamá y su hijo, para "que no se asfixie" (así nos dijo hace muchísimos años), así que no tiene derecho a venir a cumplir su amenaza de estirar nuestro dedo gordo del pie mientras dormimos.
Ponele unas cuantas orquídeas, que la van a hacer feliz. Con las nubes de lluvia que nos mandás, dejale regarlas. Si querés hacerla sonreír, hacelas florecer. En el cielo, las orquídeas siempre pueden estar florecidas.
Permitile acordarse de lo lindo. Pasó sus últimos años desfasada, y especialmente sus últimos 16 días. Debe ser muy difícil y solitario no recordar nada, y estar sumido en uno mismo y en lo inevitable. Así que dejale que recuerde, que se ría. Sobre mí, que se olvide de mi terqueza e impaciencia; que se acuerde de mis salidas verbales y de mis comidas.
Y, por sobre todo, hacele saber que le vamos a extrañar y que solo estamos tristes porque no está, pero estamos felices porque ya no le duele nada.
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