Hugo soñaba con dar a su hijo una vida más digna, aquel pueblito resultaba pequeño para sus sueños, quería algo más.
Soñaba con cruzar el mar, España era la nueva Alborada de la gran mayoría de aquel poblacho casi olvidado de Dios, muchos y muchas de sus habitantes habían empeñado o directamente vendido sus poquísimas pertenencias en pos de juntar dinero para el pasaje.
Hugo convenció a su esposa a irse con él, buscarían trabajo ambos, juntarían lo que pudieran, mandarían construir una casita a los poquitos y luego de haber conseguido lo suficiente volverían, solo había un detalle a arreglar, con quien dejarían a su pequeño hijo, su hermana Carmen viendo el empeño que ponía su hermano en construir un futuro digno para su familia, no dudó ni un segundo en decirle a su hermano que ella se encargaría de su hijo, que la pareja podía irse tranquilo, el chico quedaba en buenas manos.
Carmen era una dedicadísima y joven profesora, casada con un sub oficial de policía, ella misma tenía tres hijos uno incluso casi de la misma edad que el hijo de su hermano Hugo.
Hugo pasaba sus días trabajando en la madre patria, comunicándose la mayor cantidad de veces que le era posible para matar la añoranza del hijo y la familia que ha dejado para venir atrás de sus sueños, el final de la conversación era siempre la misma, ya volveremos a estar todos juntos, los extraño mucho, palabras repetidas pero que nunca pierden sentido.
El pasado 5 de Julio era un Domingo normal como cualquier otro para Hugo, se había comunicado con su familia, se enteró que su hijo se había ido a pasear con sus tía, tíos y primos, solo volverían a la noche.
Antes de la medianoche Hugo recibe la llamada que cambiaría todo, Carmen y su marido, juntos a los otros 7 miembros de la familia que habían ido a pasear sufrieron un accidente, si al escuchar aquella frase Hugo ya llevó las manos a la cabeza, la noticia que vino después lo dejó completamente congelado; TODOS LOS 9 MIEMBROS de la familia que estaban en el vehículo habían fallecido instantáneamente, la mayoría, prácticamente decapitados.
Hugo, el que vino a pasar todas las privaciones, el que vino a someterse a todos los rigores de vivir en un País lejos de la familia, del hijo querido, amanecería el lunes ya sin su hijo, sin sus hermana y su hermano así como algunas sobrinas y sobrinos. De un manotazo, producto de la imprudencia, la velocidad y algo más, la ruta le acababa de robar sus seres más queridos.
Hugo hace de tripas corazón, tiene que seguir luchando, todavía tiene alguien por quien luchar, otro hijo que le nació ya en España y su esposa, así como su madre, que como él acababa de perder a sus hijos.
Esa es la vida del migrante, la incertidumbre de no saber si mañana volverá a ver a sus seres queridos.
Soñaba con cruzar el mar, España era la nueva Alborada de la gran mayoría de aquel poblacho casi olvidado de Dios, muchos y muchas de sus habitantes habían empeñado o directamente vendido sus poquísimas pertenencias en pos de juntar dinero para el pasaje.
Hugo convenció a su esposa a irse con él, buscarían trabajo ambos, juntarían lo que pudieran, mandarían construir una casita a los poquitos y luego de haber conseguido lo suficiente volverían, solo había un detalle a arreglar, con quien dejarían a su pequeño hijo, su hermana Carmen viendo el empeño que ponía su hermano en construir un futuro digno para su familia, no dudó ni un segundo en decirle a su hermano que ella se encargaría de su hijo, que la pareja podía irse tranquilo, el chico quedaba en buenas manos.
Carmen era una dedicadísima y joven profesora, casada con un sub oficial de policía, ella misma tenía tres hijos uno incluso casi de la misma edad que el hijo de su hermano Hugo.
Hugo pasaba sus días trabajando en la madre patria, comunicándose la mayor cantidad de veces que le era posible para matar la añoranza del hijo y la familia que ha dejado para venir atrás de sus sueños, el final de la conversación era siempre la misma, ya volveremos a estar todos juntos, los extraño mucho, palabras repetidas pero que nunca pierden sentido.
El pasado 5 de Julio era un Domingo normal como cualquier otro para Hugo, se había comunicado con su familia, se enteró que su hijo se había ido a pasear con sus tía, tíos y primos, solo volverían a la noche.
Antes de la medianoche Hugo recibe la llamada que cambiaría todo, Carmen y su marido, juntos a los otros 7 miembros de la familia que habían ido a pasear sufrieron un accidente, si al escuchar aquella frase Hugo ya llevó las manos a la cabeza, la noticia que vino después lo dejó completamente congelado; TODOS LOS 9 MIEMBROS de la familia que estaban en el vehículo habían fallecido instantáneamente, la mayoría, prácticamente decapitados.
Hugo, el que vino a pasar todas las privaciones, el que vino a someterse a todos los rigores de vivir en un País lejos de la familia, del hijo querido, amanecería el lunes ya sin su hijo, sin sus hermana y su hermano así como algunas sobrinas y sobrinos. De un manotazo, producto de la imprudencia, la velocidad y algo más, la ruta le acababa de robar sus seres más queridos.
Hugo hace de tripas corazón, tiene que seguir luchando, todavía tiene alguien por quien luchar, otro hijo que le nació ya en España y su esposa, así como su madre, que como él acababa de perder a sus hijos.
Esa es la vida del migrante, la incertidumbre de no saber si mañana volverá a ver a sus seres queridos.
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